viernes, 25 de julio de 2008

Algo se muere en el alma...


Cronológicamente, yo creía que la siguiente entrada en mi blog iba a ser la visita que hice a Ortigueira con motivo del Festival de Música Celta que cada año se celebra por esas tierras gallegas, pero un aviso súbito ha cambiado mis planes: Una persona joven ha fallecido, su nombre es Cris y yo la conocía porque mantenía una relación con un buen colega del mundillo de la orientación.

Yo no conocía mucho a Cris, pero arriesgándome a meter la pata me atrevería a decir que era una chica discreta, no hablaba demasiado, con la mirada un poco triste, la expresión seria. Se la veía buena persona y con mundo interior.

Dicen que cuando nos morimos nuestra vida pasa como el anuncio de una película, escenas cruciales que pasan a toda velocidad, y yo me esfuerzo en pasar gran parte del tiempo en la naturaleza para que, cuando me muera, no vea más que bosques, montañas, lagos, playas, etc.

En una ocasión, en el verano del 2007, tuve ocasión de compartir una fácil ascensión al pico Urbión con unos amigos entre los que estaba Cris, y aunque coincidimos en otras circunstancias, a mi me gustaría recordarla ese soleado día mientras compartiamos un agradable paseo por la montaña, entre rocas y lagunas glaciares.

La muerte de una persona es triste pero si esa persona además es joven, el hecho es aún más penoso. Mi recuerdo de Cris quedará ligado por siempre a un escenario natural al que tengo mucho cariño, supongo que parte de su alma quedará amarrado a la Laguna Negra, el nacimiento del Duero y las peñas que conforman el Urbión.

A aquellos que la quisieron les deseo mucha fuerza para seguir viviendo sin su presencia física

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