domingo, 4 de octubre de 2009

CUADERNO DE BITACORA DEL CAPITAN PONZOÑITA

Viernes 2 de octubre del 2009

Decimoquinto dia cartografiando este plano. Las fuerzas me flaquean. Han quedado para el final del trabajo de campo algunas de las zonas mas difíciles de todo el lugar. Por un lado, una ladera cuajada de bloques apoyados unos en otros en equilibrio imposible, por otro, las laderas con mas pendiente, cortados y vegetación espesa.
Hoy el dia es claro, no como ayer que llovio copiosamente. Ahí estaba yo, como un espectro bajo el chaparron, inmóvil, como un hongo con mi paraguas, mirando un papel en el que, de vez en cuando, anotaba alguna cosa. La lluvia me impidio acabar una zona que ya deseaba perder de vista y ademas hacia que el andar sobre los afloramientos fuera un suicidio, incluso con las zapatillas de clavos. Un par de resbalones leves me pusieron sobre aviso.
Al acudir, como cada dia, a mi cita con la comida, unos espárragos, un completo (huevo frito, chorizo, lomo y patatas fritas), una cuajada y un café con leche me han reconciliado con la vida y me han dado la fuerza necesaria para pasar la tarde con el sube y baja.
En el recuento de “bichos” de hoy hay que sumar, varias liebres, una ardilla, un milano, un corzo, unas ranas, decenas de fringilidos y tres lechuzas que han salido del mismo arbol. Los corzos son muy numerosos por aquí, se ven sus excrementos por todas partes. Es curioso que busquen los refugios que proporcionan los cortados para descansar por las noches.
Recuerdo una ocasión en la que haciendo un plano, cerca de la linde entre Villanueva y Tubilla del Lago, me salieron de entre las ramas de un pino, no menos de doce lechuzas. Su vuelo silencioso y su color claro me asustaron sobremanera, ya que no conocia la costumbre de estas aves nocturnas de agruparse en tamaño numero, ademas tienen querencia por un lugar determinado.
Los robles ya van perdiendo hojas y bellotas, el otoño comienza a imponerse. Sin embargo no se ven setas y, a pesar de las ultimas lluvias, el suelo sigue sin asimilar totalmente el agua. Tiene que llover mas para que se sacie completamente la sed que ha acumulado este monte. Mañana espero terminar todo el trabajo que me queda. No veo el momento en que acabar de pasar el dibujo en el ordenador y venir uno o dos dias a repasar el trabajo en un anda-corre. Cuando el animo se viene abajo me reconforta pensar en aquellos y aquellas que vendran a competir aquí. Espero que con mayor o menor fortuna en carrera, se queden contentos por correr en este monte. Tal vez vuelva a oir la frase: “Es de esos planos en los que no te importa perderte”.

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