domingo, 18 de septiembre de 2011

RUTA POR EL CAÑÓN DEL RÍO LOBOS

   Algunos bikers del curro decidimos estrenar el mes de septiembre con una ruta de bicicleta de montaña por el cañón del Río Lobos. Yo he visitado el entorno kárstico del río Lobos en numerosas ocasiones pero no había seguido las sendas que discurren junto al cauce en ninguna ocasión en bici, así que una vez me dijeron aproximadamente la ruta que íbamos a seguir me animé a ir, aunque con ciertas reservas ya que me contaban que si había que cruzar el río varias veces, que si había que bajarse alguna vez en algunos pasos complicados, que si había partes pedregosas…

   Comenzamos al pie de la cuesta La Galiana, no lejos del nacedero del río Ucero. Desde ahí rodamos hacia el Noroeste por una pista asfaltada y vamos dejando atrás zonas de aparcamiento. Luego pasamos a un camino ancho que lleva hasta la ermita de San Bartolomé, enclave templario por excelencia rodeado de moles calizas en tonos blanco-anaranjados. Pasamos unos puentes de madera y seguimos ruta ascendente por sendas bastante transitadas. En poco tiempo hemos cruzado el cauce del río varias veces por zonas vadeables que llevaban poco más de un palmo de agua.

  La senda discurre retorciéndose como el propio cañón, entre sabinas y chopos. Poco a poco llegamos al puente de los siete ojos y continuamos río arriba. En ocasiones la senda discurre en ladera, entre pinos, y el suelo se torna rocoso y con piedras sueltas. Llevamos una velocidad que no permite mucha contemplación, la concentración ha de ser máxima para trazar la trayectoria con precisión. Constantemente cambio entre el plato pequeño y el mediano bien para superar zonas más técnicas o para coger velocidad cuando la senda llanea en tierra y arena.

  Pedaleando llegamos a Hontoria del Pinar. Pepe nos pregunta si queremos parar ya que llevamos un margen de media hora sobre el horario previsto. Nadie habla y finalmente yo digo que deberíamos parar. Yo pensaba que la parada sería junto una fuente pero Pepe dice: ¡Pues hala, al bar!. ¿Al bar? Antes de que me dé cuenta estamos tomando unas jarras de cerveza con limón y un plato de torreznos en la terraza del bar El Chato. ¡Eso son barritas energéticas y líquido isotónico, lo demás tonterías!

  Tras el tiempo de reposo tomamos un camino que discurre en paralelo a la N-234  en dirección a San Leonardo. Llegados a un punto continuamos en dirección Sureste hasta llegar a una zona industrial en la que está la nueva planta de lo que era la antigua fábrica de Puertas Norma. Nos desviamos para tomar la carretera hasta la cercana aldea de Arganza y desde aquí tomamos una ruta ascendente que discurre paralela a la carretera que lleva a Casarejos hasta enlazar con el vallejo del arroyo Valderrueda, que confluye en el río Lobos en dirección Suroeste. El descenso de 6 kilómetros no tiene mucha pendiente pero la estrecha senda permite una emocionante conducción. Al principio el paisaje es más abierto y poco a poco se va encajonando entre calizas.

  De nuevo en el cañón del río Lobos, pero esta vez aguas abajo, volvemos a pasar junto a la ermita de San Bartolomé y rematamos la ruta entre sendas y pistas. Cargamos las bicis y nos vamos a lavar en una fuente de aguas frías que nos devuelven las fuerzas. Y de ahí a la Parrilla de San Bartolo, restaurante de Ucero que tiene mucha clientela gracias a su carta variada de comida casera. Una vez reponemos nutrientes poniéndonos como el Tenazas volvemos a Aranda. Finalmente la ruta ha sumado algo más de 50 kilómetros, el clima ha sido estupendo aunque amenazaba con llover y no ha habido percances así que acabamos con ganas para otra salida.

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