Varios colegas de la orientación nos reunimos en el plano del Pico del Águila de Tubilla del Lago, no lejos de Aranda, para hacer un entrenamiento. Se trata de uno de esos entrenos distendidos para no perder el contacto con el plano y evitar que la conciencia nos remuerda cuando más tarde nos sentemos a despacharnos unos cuartos asados de lechazo regados con buen vino de la Ribera del Duero.
La mañana se levanta sin hielo y sin la niebla húmeda que se echó la noche anterior; la temperatura es agradable y el cielo algo plomizo, así que las condiciones climatológicas son muy favorables. Edu está colocando cintas de plástico para marcar los controles más largos y lejanos mientras que los que vamos a participar en el entrenamiento colocamos cintas en los controles más cercanos, destinados a unos bucles iniciales.
Este plano se utilizó en la última Liga Norte organizada por el club CORZO y yo soy autor del mismo, así que tenía ganas de moverme por él y evaluar sensaciones, ya que lo dibujé hace cinco o seis años. El bosque tiene buena penetrabilidad en general, a excepción de algunas zonas de encina y pinar de repoblación en el que no se ha usado la especie tradicional de pinos de la zona, que es el pino resinero, sino el pino negral, más apto para suelos secos y algo pedregosos.
Comenzamos el entreno simultáneamente ya que Luis ha preparado planos individuales para que no coincidamos en todos los controles. Primero hacemos tres bucles y luego cinco controles en línea que favorecen elecciones de ruta y navegaciones más largas. En los bucles nos juntamos y cruzamos varios corredores pero tomarlos como referencia era inútil, aparte que a mi me gusta hacer orientación sin fijarme en los demás. Más tarde iniciamos las navegaciones más largas; yo voy uniendo un control tras otro perdiendo muy poco tiempo, y al final termino primero el entrenamiento a pesar de que en el grupo hay corredores mejor preparados físicamente que yo, pero como yo tenía en la manga el comodín del cartógrafo pues finalmente esto fue decisivo y marcó una diferencia notable.
Habrá que hacer otro entrenamiento de estos antes de que el calendario esté lleno de competiciones, que el cordero 
asado no forma parte habitual de mi dieta pero está rico, rico…bueno, también hay que entrenar para mantenerse en forma 
Al salir de los bucles anti-reloj iniciales, casi me equivoco y me dirijo al punto 5 en vez de al primero. Los dos primeros controles no me parecieron tener más opción que la directa. Sin embargo el tramo 2-3 si tenía elección de ruta, con más caminos implicados. Yo elegí tomar la ruta más al Norte y, de camino, vi la cinta del 4º control. Ya sé que esta ruta implicaba quitarle la gracia al siguiente control pero una vez veo una ruta como evidente para mí, ya no soy capaz de prescindir de ella por sencilla que parezca, no me parece bien complicarse la vida a lo tonto, ni en un entrenamiento ya que pienso que los entrenamientos han de ir dirigidos a la mejora en la competición.
De camino al 4º control me cruzo con Ángel y esto me espolea, así que ataco dicho control directamente en vez de seguir por el camino y atacarlo con una menor distancia desde el mismo. Así mismo abandono mi intención de dirigirme inicialmente al 5º control desviándome al camino del Este y tomo una trayectoria recta aprovechando una gran vaguada. Posteriormente sigo una trayectoria recta uniendo sendas y grandes unidades de relieve hasta que, ya cerca del control, me lío un poco con la vegetación espesa. El control, marcado como una depresión con agua, es realmente una “bañera” de jabalíes por lo que cerca del elemento se pueden ver trochas con barro y troncos marcados con los roces de los cochinos salvajes. Esto supone una ayudita y me echa una mano para llegar al control. Ya sólo queda salir a un camino y correr para bajar de la hora el tiempo total de entrenamiento 
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