El club COV cumple 25 años y, con este motivo, organiza una vez más la prueba de relevos de la Liga Norte. El lugar elegido es una zona nueva del ya conocido Monte el Nuevo, cercano a Quintanilla de Onésimo. Dicho monte tiene unas condiciones particulares que convierten la lectura precisa de elementos de vegetación en una constante a la hora de practicar la orientación. Nuestra buena amiga brújula también se convierte en protagonista entre los diversos controles.
Cuando no hace mucho tiempo se dio a conocer este tipo de terreno yo esperaba hacer valer mi condición de orientador lento pero seguro para conseguir un buen resultado, pero me equivoqué y cometí varios errores que me hicieron perder bastante tiempo. Esta vez, con la lección bien aprendida, según creía, tocaba hacer una posta sin fallos o con los menos errores posibles e intentar revalidar el triunfo del año pasado junto a mis compañeros de equipo. Con más de veinte años de experiencia en este deporte, se supone que ya debía poseer en mi “caja de herramientas” los recursos suficientes para conseguir mi objetivo, y sin embargo la catástrofe llegó tan pronto como en el primer control.
Lo lógico hubiera sido que si el control no aparecía a la primera me hubiera vuelto a algún camino para relocalizar y volver a atacar el control, pero no; en vez de eso preferí dar vueltas entre las encinas como un bobo rastreando con la vista el bosque a una distancia no superior a 20 o treinta metros en el mejor de los casos. Finalmente el control apareció y la rabia por este error debería haberme concienciado de que era fácil fallar y de que no me lo podía permitir, pero tampoco este hecho sucedió volviendo a fallar en el cuarto y en el quinto control, más sencillos técnicamente que el primero.
Finalmente, termino mi posta con más de tres cuartos de hora y un sentimiento bipolar: Por una parte estoy descontento por los errores cometidos, pero por otra me tomo la situación como si no fuera conmigo, comentando con miembros de la organización lo mal que se me ha dado sonriendo y haciendo chascarrillos. Sólo al enfrentarme a mis compañeros de equipo y al comprobar lo cerca que estuvimos del triunfo me invadió una verdadera frustración y decepción por haberles fallado a ellos y a mi mismo.
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