miércoles, 4 de abril de 2012

LO QUE NO SABEMOS DE ALGUNOS PLANOS.

  A menudo corremos en parajes cuya historia desconocemos y, por supuesto, cuando los visitamos practicando la orientación no nos interesan demasiado sus particularidades del pasado, igual que no nos paramos a coger setas o piñas…bueno, igual alguien si. A menudo nos resulta difícil de entender cómo era posible que gentes de otras épocas vivieran y trabajaran en términos hoy solitarios, pero así sucedía.

  Voy a comentar el caso del plano conocido como “Revenga” en el Sudeste burgalés y cuyo club depositario es el Tjalve, de Burgos.

  Esta comarca de la provincia de Burgos, conocida por la calidad de sus parajes para la práctica de nuestro deporte, fue refugio y zona de repoblación en época altomedieval para los cristianos que vivieron en villas del centro-Sur de España gobernadas por musulmanes. Muchas veces hemos oído hablar de la pacífica convivencia y tolerancia conocidas en muchas ciudades españolas en la Edad Media entre gentes de diferentes religiones (cristianos, musulmanes, judíos), y esto queda muy bien para los políticos, propensos a contarnos milongas, pero los historiadores nos dicen, sin embargo, que tal convivencia no era tan idílica. Como decía, muchos cristianos, conducidos por la protegida vía flanqueada de acantilados calizos que es el cañón del río Lobos, llegaban a una zona de intrincada geografía, clima severo y de vegetación espesa (por entonces la especie predominante en la zona no era el pino sino el roble, y no adehesado precisamente) en la que refugiarse de ataques del poder musulmán y en la que vivir sus creencias en libertad.

  La existencia de vestigios de poblados y abrigos utilizados por eremitas en los siglos IX y X es profusa. Y en la zona del monte comunero de Revenga concretamente existió un pequeño poblado cuyos habitantes vivían de la caza, la ganadería y de una agricultura muy pobre. El resto más conocido y visitado de este poblado es la zona que ocupó la primitiva y pequeña “iglesia”, hoy ya desaparecida, y que se encuentra en el yacimiento de la necrópolis de Revenga. Esta necrópolis ocupa un afloramiento de roca arenisca que está cuajado de tumbas antropomorfas; en su parte superior se hallaría una pequeña capilla y junto a ella una reducida pila bautismal labrada en la roca. Se dice también que en el afloramiento se hallan curiosas inscripciones y alguna icnita (moldes rellenos de las huellas de dinosaurios) aunque yo nunca he acertado a identificarlas.

  Hay, sin embargo, otro vestigio de suma importancia, ya que los restos de pequeñas ermitas rupestres habitadas por un reducido número de eremitas son muy numerosos, pero al hablar de los restos de “La Cerca”, incluidos en el citado plano, estamos hablando de un verdadero monasterio rupestre; o sea, un lugar, que valiéndose de los elementos del terreno (cuevas, cortados, etc.) conformaba un cenobio para una, anormalmente numerosa, comunidad religiosa de monjes cristianos.

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  Las condiciones de vida de estas gentes entregadas a la oración y a verdaderos sacrificios debían ser alucinantes desde nuestro punto de vista. Imaginemos una vida, casi a la intemperie, bebiendo agua de lluvia, comiendo dios sabe qué, etc.,; pero estamos hablando de una época en la que la espiritualidad y la dimensión religiosa del ser humano eran entendidas como un todo que condicionaba la existencia totalmente.

  Algunas líneas de pensamiento relacionan la naturaleza con el hábitat natural de aquellos gentiles que, renunciando a la palabra de Jesucristo, se empecinaban en mantener como divinidades al sol, la luna, algunos animales y otras manifestaciones de la naturaleza; sin embargo en lugares como La Cerca se puede comprobar cómo los cristianos más comprometidos eran capaces de convivir en comunión con el medio natural en toda su crudeza.

  A continuación paso a describir algunos de los restos observables más notables, si bien la mano del hombre, el ganado y otros elementos erosivos se van encargando poco a poco de que dichos restos vayan desapareciendo. Para evitar la degradación atribuible al ganado, doméstico o silvestre, se ha colocado una valla de madera que se puede ver en el plano de orientación.

  Observando el plano de la derecha, que se corresponde con el entorno del control 13 (en la Liga Norte de mayo del 2010 tenía un avituallamiento), y de izquierda a derecha, se encuentra en primer lugar un habitáculo (H-1) que presenta, tanto en la pared rocosa como en la parte superior de un gran bloque desprendido, unos orificios y acanaladuras en los que se insertaron vigas de madera que sustentaron una techumbre. Siguiendo la alta pared de roca arenisca hacia el Este se puede encontrar una covacha (H-2) en cuya entrada hay un sepulcro tallado y a la izquierda de éste una pileta labrada en la roca que recoge el agua aportada por unos canalillos artificiales. En las paredes de la misma abertura hay unas hornacinas y unos bajorrelieves geométricos. Los autores del plano del conjunto religioso-rupestre teorizan con que este lugar era utilizado para realizar bautismos. A la derecha de la covacha-baptisterio hay varios escalones excavados en la roca de una gran grieta y en la parte alta de ésta una hornacina antropomorfa que pudo contener alguna imagen o reliquia sagrada. En una de las entradas de esta grieta aparecen borrosos algunos signos de tipo ideográfico que han sido interpretados como algunos peces (representación de Cristo), algunos pájaros (podrían ser palomas) y algo parecido a un sol (recordemos que Cristo es una deidad solar, como antes lo fueron Mitra o Apolo).

  Al seguir bordeando el rocoso talud se encuentra un moderno muro de piedra, destinado a convertir este entorno en un corral de ganado. Junto a este muro se encuentra otro más primitivo y grueso, que tendría el mismo objetivo de cerramiento y que sin duda fue levantado por los monjes que allí habitaron. En el interior del recinto se pueden ver dos grandes bloques a izquierda y derecha. El primero (B1), junto a la pared, tiene una altura de cerca de 3 metros y próximo al nivel del suelo tiene horadados tres nichos a modo de altarcillos; en la parte superior se ven varios rebajes, posiblemente para el alojamiento de maderos. Sobre este primer bloque y a unos 4 metros sobre el nivel del suelo se aprecia inciso en la pared un profundo canalillo de varios metros de longitud, lo que hace suponer fue el acomodo del tejado del recinto. El bloque de la derecha (B2), de menor altura que el primero, tiene en el frente Norte varias hornacinas de diversos tamaños estando dispuestas de forma que hacen suponer que este bloque era el altar principal. Viene a abundar en esta teoría el hecho de que también se encuentra, bajo dichos nichos, una cruz incisa griega. En la cúspide de este altar aparecen nuevamente oquedades o cazoletas con gran profusión, que pudieron servir de recogida de agua, acomodo de vigas, o quizá se realizaron con intencionalidad religiosa. Además, en su lado Sureste, este bloque tiene varias escaleras perfectamente talladas en la roca, lo que hace pensar en un posible acceso a este recinto principal que pudo estar cubierto en su totalidad.

  Junto al bloque (B2) y formando una escuadra aparece otra gran piedra (B3) paralela a la pared del cortado y a la que se adhirió otro muro también moderno, que cierra en su totalidad este hábitat. En la parte superior del bloque 3 puede contemplarse un enterramiento muy erosionado y que sirvió para un adulto. El lado Norte del hábitat principal (H-3) corresponde a la entrada de una gran covacha de 3,5 metros de altura y profundidad de 9 metros. A la derecha de dicha cavidad puede verse una acanaladura incisa de unos 3 metros de longitud y que coincide con varias hornacinas situadas en la pared de enfrente, lo que induce a pensar en la existencia de una techumbre en el interior de la cueva. Bajo el mencionado canal se puede percibir un deformado y tosco arco de herradura grabado sobre la pared rocosa. A la derecha del mismo, excavado en un reducido saliente rocoso, se encuentra un nuevo sepulcro antropomorfo (E-3), el único que aparece en el interior de estas covachas. Sobre este sepulcro hay una bóveda circular labrada en la roca y su superficie interior está decorada por una serie de figuras geométricas tipo cazoletas de gran tamaño. Dichas cazoletas estarían decoradas con diferentes motivos geométricos. Entre la bóveda descrita y el sepulcro (E-3) queda un espacio donde puede contemplarse una gran cruz en relieve tallada en la roca, de brazos casi iguales y algo ensanchados en sus extremos.

  Fuera ya del recinto (H-3), a la derecha del enterramiento número 3 y al abrigo del cortado rocoso, se pueden observar dos enterramientos de adulto (E-4 y E-5) excavados en el suelo. Este parece ser el punto en que termina la excavación artificial, si bien a unos 200 metros hacia el Este se observa como termina el cortado y se ve una especie de portillejo con un camino empedrado que accede a la parte superior de La Cerca.

  Al volver hacia atrás, pero esta vez fuera de lo que es superficie más o menos plana, se ven pronto tres tumbas de niño horadadas en el suelo que rodean una pileta o pocito circular, también excavada. Más al Sudoeste a escasos metros puede verse un nuevo enterramiento antropomorfo de adulto (E-6), cuya principal característica es un canalillo que lo bordea longitudinalmente, casi con toda seguridad para desviar e impedir la entrada de agua en su interior. Tiene junto a la cabeza una cazoleta rectangular pequeña y poco profunda; no se conoce su finalidad.

  Unos 5 metros al Sur, en otro de los bloques diseminados, aparecen juntos otros dos enterramientos (E-8 y 9), sin especiales características y con la oquedad de la cabeza en forma cuadrada. Un último enterramiento, también de adulto (E-7), excavado en un bloque aislado tiene la cabeza ligeramente ladeada al lado izquierdo y a sus pies, se ve una oquedad pequeña como la que en otro caso aparecía a la cabeza.

  Por último, y para finalizar esta descripción de los restos del vetusto monasterio, hay que destacar la existencia en la meseta superior del conjunto y al borde del talud, de una gran piscina circular, tallada en la roca, que sirvió para recoger agua de lluvia. De esta piscina  parten diversos canalillos, también excavados en el suelo y que distribuyen el agua a distintas estancias.

  Información obtenida de la obra: Temas burgaleses. Monjes y eremitas, santuarios de roca del sureste de Burgos. Autor: Elías Rubio Marcos. Publicado por la Excma. Diputación de Burgos en 1986.

2 comentarios:

Josu el vasco dijo...

MIra que e conozco hace años..., y aun me sigues sorprendiendo

Patxorrita dijo...

Si, soy una caja de sorpresas. :)