lunes, 25 de junio de 2012

Saber perder, saber ganar.

  Hace poco vi un programa de entrevistas en Teledeporte en el que hacían preguntas diversas a varias personalidades dentro del mundo del deporte español. Entre ellos estaban Pepu Hernández, Niurca Montalvo, Manel Estiarte, Vicente del Bosque, etc. No recuerdo bien quien fue el que dijo algo que me pareció interesante y era que es en la victoria donde realmente se reconoce a la persona. Todos somos más humildes en la derrota porque por encima de cualquier argumento está el resultado. “Es que he venido tocado de una lesión, es que no he entrenado como yo quería, es que me dolía el estómago por algo que cené anoche…” Y sin duda puede ser cierto, no son excusas, pero las decimos con la boca pequeña porque van a sonar a eso, a excusas. La derrota no cabe sino asumirla con deportividad y humildad y a poder ser, en silencio.

  La victoria es otro cantar, ahí se ve si la persona es humilde o no lo es. ¿Quién pone excusa en la victoria? ¿quién reconoce que ha tenido un golpe de suerte, o incluso que ha hecho alguna trampa? No, uno se calla para que quede claro que si no se dice nada es porque se ha ganado porque uno es superior y punto. Y la verdad es que sea cual sea el pensamiento que al ganador se le pase por la mente, el silencio y dejar que sean los demás quienes te reconozcan los méritos es la mejor expresión de victoria con deportividad. Pero claro, siempre hay algún bocachanclas que se viene arriba y hace ver a los demás que es el puto amo por varias razones: Una puede ser que está seguro de que los demás, envidiosos de mierda, no van a elogiarle así que se lo dice él todo; otra que más vale chulearse por si no se repite tanta chorra en su vida (este sería el chulito preventivo…hay que aprovechar,no vaya a ser que no gane nunca más); otra que ha hecho tantas trampas o que ha tenido tanta chiripa que intenta hacer callar a su conciencia o a alguna voz crítica gritando más que nadie “Soy el mejor, soy el mejor…”; otra puede ser que su sentimiento de inferioridad le haga reaccionar paradójicamente en sentido contrario; etc..

  Peor son los abuelos cebolletas que rememoran sus victorias y las meten en cualquier conversación aunque ya se hagan cansinos a oídos de los demás: “Ya está el pesado este con que si ganó esto o lo otro, vives del pasado tío, ponte al día”, pero claro, no les puedes decir nada porque si les contradices o pones sobre las mesa tus éxitos es porque eres…  ¡exacto!: un envidioso de mierda. También son patéticos los que relativizan su resultado: “Si, es verdad que no he ganado pero si no hubiera llovido, ni hubieran venido fulano ni mengano, y Venus pasara por la casa de Capricornio…hubiera ganado fijo”. Cuando las circunstancias les han favorecido claramente se callan como putas, que nada enturbie su victoria.

  Cualquiera con dos dedos de frente que evalúe su trayectoria de resultados en un deporte determinado se dará cuenta que donde hay victorias también suele haber derrotas. Sólo aquel que en el balance global sume más victorias que derrotas podría tener un buen motivo para proclamarlo a los cuatro vientos pero generalmente eso no ocurre porque los grandes campeones tal vez no sean humildes, pero saben por regla general guardar las formas y saben que su momento pasará y que sus hitos no serán más que cifras en algún libro que no consultarán a la larga más que los periodistas especializados y cuatro frikis que no tienen nada mejor que hacer. Las victorias igual que los fracasos hay que relativizarlos, darles su justa importancia, son oportunidades para darnos cuenta de que vamos haciendo bien las cosas o de que debemos mejorar, son pasos importantes en un largo camino pero no un fin en si mismos.

  Quien magnifica la importancia del triunfo, quien pretenda darse autobombo con victorias del pasado, quien esconda su inferioridad tras una máscara de prepotencia o quien simplemente sea un chulopiscinas se insulta a sí mismo a los ojos de las personas normales e insulta su inteligencia. Perseguir el prestigio, la fama, la popularidad, el reconocimiento, es perseguir a un fantasma ya que es algo que te han de dar los demás y que suele ser flor de un día así que, por qué intentar venderse como un producto cuando puedes ser una persona digna. Poniendo una analogía bélica se puede decir que ganar algunas batallas no significa ganar la guerra, pero quien presuma de ganar batallas ya puede dar la guerra por perdida.

  Si el deporte es una escuela de valores, nos puede enseñar a todos a ser más humildes, a conocer nuestras limitaciones y a no convertirnos en unos fanfarrones de medio pelo que se comportan como niñatos en una riña de patio de colegio. Todos conocemos ejemplos personales de una postura y de la contraria. Y tu, ¿cómo te comportas?, ¿a quién te quieres parecer?

   Nota: Los de Bilbao somos una excepción que escapa a toda lógica. No somos fanfarrones, está en nuestro ADN.

jueves, 7 de junio de 2012

OTROS TIEMPOS

   Ya ha llovido bastante desde que asistí al primer curso de iniciación y comencé a familiarizarme con planos, balizas y demás allá por finales del 89. Me fijo en una pared de mi habitación y reparo en una foto que, ampliada, cubre un buen trozo de pared. Se trata de la salida de los relevos del Campeonato de España a pie de 1995, celebrado en un entorno privilegiado que siempre es un placer visitar: Peguerinos.

   El 1 de mayo del citado año se disputó la prueba de los relevos. Según tengo registrado mi tiempo fue de 46 minutos y 15 segundos, perdiendo unos seis minutos en el 5º control. Completaban equipo conmigo José Antonio Uzquiza y Nicolás Arranz, todos en el club TJALVE (Burgos) por aquel entonces. La prueba fue organizada por el club ADYRON de Madrid.

Relay pegue 001

  Como se puede ver, todos los primeros relevistas de los equipos participantes cabíamos en una sola fila. Faltan en la foto algunos participantes a la izquierda y a la derecha, pero en total seríamos unos 40 que multiplicados por 3 arroja una cifra de 120 corredoras/as. Si comparamos este número con la actualidad podemos comprobar que la orientación sí ha crecido, tal vez no demasiado, pero ha crecido.

   La indumentaria también puede llamar la atención si la comparamos con la que predomina hoy en día. La mayor parte de los participantes viste trajes de orientación de polyester con pantalón largo (todavía no había llegado el corte pirata) y camisetas de manga larga sin tejido calado y sin rótulo alguno. Unos pocos llevan mallas elásticas y casi todos llevábamos polainas por el exterior; tiempo más tarde llegaron las calcetas y demás.

   En la foto puedo reconocer, de izquierda a derecha: Pedro Pasión hijo con traje verde, Pedro Mayol con traje azul, el actual Presidente del club Los Ángeles entonces corredor de Adyron, Fernando Checa del COAraba, Tomás Miera del COV agachando la cabeza, Paski con el traje del COBi, Julio Garde del IBON de Zaragoza con traje azul y rosa, junto a un organizador con planos en la mano salgo yo colocándome la cinta; llevo el dorsal 30 y un traje rojo y morado, a mi derecha aparece Ramón Aguiló quien desgraciadamente falleció por un accidente de tráfico el 9 de junio de ese mismo año cuando se dirigía a una carrera de Liga Nacional organizada por el club Tjalve en Hontoria del Pinar. Junto a él aparece un joven Roger Casal. Después se puede reconocer a la esposa del presidente de la FEDO y a Anna Amigó, histórica de la orientación catalana y española.

   Que me perdonen aquellos a quienes no he podido reconocer pero, como es normal, me suenan más los corredores/as a los que veo más habitualmente por participar en las mismas carreras o aquellos más asiduos a las pruebas de Liga Nacional. Sé que me he dejado a varios corredores catalanes, murcianos, etc..pero bueno, lo que se trata es de mostrar un documento gráfico y de reflexionar en torno a cómo ha cambiado la orientación en estos más de 15 años.

Liga Norte en Nogales de Pisuerga

   El 3 de junio se disputó una prueba de Liga Norte organizada por el club ORCA de Palencia. La zona de carrera estaba junto a la autovía que va desde Palencia hacia Cantabria pero había que desplazarse al otro lado para acceder a la mayor parte de la zona cartografiada. El cielo, lluvioso toda la noche anterior, decidió darnos una tregua y cesó en sus llantos antes de que salieran los primeros participantes. Yo acudía con ganas y esperanzas de hacer un buen puesto ya que el plano era nuevo y puedo contar con cierta ventajilla por mi faceta de cartógrafo aficionado pero finalmente la prueba cayó más del lado físico que del técnico por lo que mis anhelos se vieron parcialmente truncados.

   Nogales 01

  En el caso de mi recorrido, la primera parte de la carrera discurría por una monótona zona de pinar de repoblación que en ocasiones presentaba terrazas con duras transiciones difíciles de superar tanto en subida como en bajada, además la lluvia reciente había mojado las numerosas ramas que había por el suelo lo cual dificultaba la marcha por riesgo de resbalón y posible caída.

   Tras el 5º control venía un tramo largo con elección de ruta, varios corredores fueron por la derecha pero yo me decanté por otra alternativa. Luego perdí algo de tiempo en las cercanías del 9º control y realicé con algo de inseguridad el 10º control ya que la zona parecía dificultosa. Pude perder unos 5 – 6 minutos en total afinando mucho. 

   El plano, como se puede ver, presenta dos zonas bien diferenciadas, la de los pinares de repoblación y otra en la que reinaba la encina. Se puede obtener otra zona que sería la mezcla de las dos anteriores, pinar de repoblación con encinas por debajo de las copas de las coníferas. En el trazado eché en falta algunos tramos cortitos entre controles cercanos que yo hubiera colocado en zonas técnicas, como las del entorno de los controles 8, 9 y 10. Así se hubiera roto la tónica de tramos medios-largos y se hubiera favorecido más la vertiente técnica del recorrido.

   La calidad del plano era muy alta, sin nada negativo que destacar y eso que el dibujo de la vegetación espesa bajo los pinos no tuvo que resultar fácil ya que la ortofoto no suele ayudar mucho en estos casos. La sensación final de la carrera resultó un poco sosa debido al trazado y, como ya he dicho, primaba más la condición física que la técnica bajo mi punto de vista.

   Esta era mi última Liga Norte antes del paréntesis estival, pero aun queda alguna cita para el mes de junio más lo que pueda venir en el largo y cálido verano que ya está llamando a la puerta. Hay que salir a entrenar más que nunca porque ahora no sirve como excusa el mal tiempo o la falta de luz, sólo he de soportar la puñetera alergia.

http://orcapalencia.com/pruebas.html

domingo, 3 de junio de 2012

COMPARATIVA ORIENTACIÓN-VIDA

   Esta es una entrada con una temática un tanto compleja, más relacionada con la filosofía que con lo que es la orientación deportiva más pura. Sin embargo puede que resulte de interés para alguien por eso la pongo negro sobre blanco con el propósito de compartirla.

    Bajo mi punto de vista una carrera de orientación clásica es comparable con la vida de un ser humano normal y corriente.

   En una carrera, como en la vida, nos planteamos metas parciales dentro de un gran objetivo. En la vida el gran objetivo puede ser hacer que ésta sea útil, productiva, satisfactoria, feliz, o simplemente vivirla lo mejor que podamos y las metas parciales pueden ser variadas, desde conseguir comprar algo, terminar unos estudios universitarios, formar una familia, culminar con éxito un proyecto laboral, etc, etc...

   En una carrera de orientación el gran objetivo puede ser ganar, conseguir un buen puesto, pero en general será hacerlo lo mejor posible. Las metas parciales serán cada uno de los controles por los que tenemos que pasar y que a su vez pueden subdividirse técnicamente en otras metas parciales, igual que lo que nos proponemos conseguir en la vida.

   Hay vidas que se ven truncadas por mil razones: un accidente, una enfermedad, etc... Igualmente en una carrera podemos sufrir diversos reveses (una lesión, un despiste por falta de concentración, etc…) que nos obliguen a abandonar la competición.

   Si utilizamos la curva de Gauss como gráfica para representar la dificultad que tienen los diversos controles a lo largo de una carrera obtendríamos algo así: Imaginemos una carrera con veinte controles. Los controles se ponen en orden en el eje horizontal y en el eje vertical se coloca la dificultad físico-técnica en un orden creciente, graduando la dificultad de 1 a 10, por ejemplo.

Gráfica ideal

   Así vemos cómo al principio de la carrera el trazado propone controles bastante sencillos pero que van aumentando su dificultad poco a poco hasta que, a mitad de carrera, se alcanza un pico en el que los controles son más exigentes física y técnicamente. Posteriormente los controles van disminuyendo su dificultad ya que el trazador sabe que nuestro rendimiento va mermando a todos los niveles. Esta es, por supuesto, una situación ideal que no se da nunca, pero nos vale como aproximación. La curva de una carrera real tendría un aspecto bastante diferente, dando lugar a una curva más irregular, en plan dientes de sierra.

  ¿Que pasaría si con la misma gráfica colocamos en el eje horizontal los años de vida (de 5 en 5 para abreviar) y en el vertical la dificultad de la existencia (también de 1 a 10)? Pues vemos cómo tras el nacimiento la cosa es “sencilla” porque todo es cariño y atenciones por parte de nuestros progenitores, aunque paulatinamente la cosa va empeorando. Cada vez se nos exige más, afrontamos proyectos más ambiciosos, etc.. Sin embargo, cumplida nuestra madurez y encaminándonos a la senectud vamos emprendiendo menos proyectos o afrontándolos con la sabiduría que da la experiencia, hasta que al final las cosas son más fáciles ya que nuestro tiempo se centra en pocas actividades, bien por carencias físicas, bien por hastío, etc..

Grafica comparativaVeamos ahora la gráfica de una carrera “real” aunque ficticia y su interpretación si la comparamos con una vida humana. Podemos imaginar, por ejemplo, un primer punto largo (más de 800 metros), con elección de ruta, sin línea de parada y teniendo que salvar un terreno abrupto con arbustos. La equivalencia a una vida humana sería una infancia ( 0-5 años) difícil, tal vez por problemas de salud, malas condiciones socio-económicas de la familia, etc.. Los dos siguientes controles tienen una dificultad moderada, pero al llegar al cuarto control la dificultad experimenta un repunte; lo cual equivaldría a una adolescencia y primera juventud con problemas como podrían ser dificultades en los estudios, falta de autoestima, problemas con la justicia, etc.. Y así, en fin, el resto de los controles.

  De alguna manera se podría concluir que a lo largo de nuestra existencia, nuestra vida es una entidad de naturaleza fractal, en la que a diferentes escalas temporales se repite una y otra vez la misma estructura. Dicha estructura de comportamiento llevada a su máxima simplicidad comprende tres factores:

- Definir un punto de partida (SALIDA), es decir, tener claro dónde estamos, cual es nuestra situación, nuestros recursos, etc..

- Definir un punto de llegada (META), o sea, un fin, un objetivo, dónde queremos llegar, qué queremos conseguir, etc..

- Y claro está (PROCESO), definir de qué modo vamos a unir el punto de partida y el de llegada. Aunque parezca que este sea el proceso fundamental los dos primeros son también importantísimos ya que, sin ellos, no vale de nada trazar un plan. Afortunadamente en las carreras de orientación esto nos lo suelen poner fácil, ¿o no?, ¿ qué pasa cuando la carrera es en orden libre, como un “score”? Todos sabemos que decidir por nosotros mismos un orden en el que elegir el punto de salida y de llegada suele ser más complicado.

  Esquema del proceso básico y reiterativo:  SALIDA –>PROCESO –> META  ( S->P->M ).

  Así pues, como conclusión, podría denominarse como el “juego de la vida” a una carrera de orientación clásica con un orden impuesto de controles ya que concentra y se convierte en una especie de alegoría de la misma y en el que el citado proceso básico (S-P-M), que se repite y superpone una vez tras otra, se presenta de un modo más claro y evidente que en otras actividades humanas.

  ¿Puede la orientación ser útil para mejorar en otros aspectos de la vida? Por supuesto, puede mejorar nuestra autoestima al darnos cuenta de que somos capaces de realizar tareas complejas que implican varios procesos mentales a la vez que realizamos un esfuerzo físico, también puede ayudarnos a planificar y llevar a cabo ciertas tareas de un modo más eficaz, puede ayudarnos a relativizar y aprender de nuestros fracasos y valorar en su justa medida los aciertos, etc..Por otra parte, ¿puede nuestra forma de vivir influir e incluso determinar nuestra forma de practicar la orientación? Yo creo que la respuesta es evidentemente afirmativa, y es que éste es un camino de doble sentido; la orientación influye en la vida y la vida en la orientación.

  Tal vez no hay sido capaz de explicarme muy bien, pero creo haber lanzado una serie de ideas interesantes que pueden servir como punto de partida para darle más vueltas al tema. ¡ Y sin haber consumido psicotrópicos ! ¿Será la caló, o será la alergia primaveral? Este muchacho se nos va de las manos..

RAYADOS, CURVAS AUXILIARES, LÍMITES DE VEGETACIÓN…

  Quisiera en esta ocasión lanzar a la red, como si de una botella con mensaje se tratara, unas reflexiones cartográficas en torno a ciertos elementos cuyo uso y abuso son motivo de controversia entre los practicantes de la carrera de orientación. Vamos allá:

- Rayados verdes:

  Las tramas de vegetación arbustiva que representan zonas en las que se puede REDUCIR LA VELOCIDAD DE CARRERA se utilizan desde hace relativamente poco en la historia de la cartografía de la orientación, pero son de gran utilidad si se usan bien. Todos conocemos ejemplos en los que, tal vez “ensucien” la lectura del plano pero que si no se utilizaran podrían, incluso, alterar los resultados de una competición al no describir fielmente un condicionante en cuanto a penetrabilidad de vegetación que puede llegar a ser muy importante.

  Las especies vegetales que pueden formar masas arbustivas son variadas, pero a efectos de cartografía sólo nos debe importar la reducción efectiva y real de la velocidad que puedan acarrear, si bien, pueden darse diferencias en la velocidad de distintos orientadores/as en función de por dónde pasen concretamente.

  El uso de dichas tramas no puede servir nunca para diferenciar o representar la presencia de plantas que no sean arbustivas. El hecho de que en alguna zona pueda haber especies herbáceas o similares pero que no suponen una disminución significativa de la velocidad de carrera no legitima el uso de los rayados. Asimismo, cuando los arbustos sean tan altos que no sólo reduzcan la velocidad sino que además reduzcan la visibilidad, el dibujo de los mismos debería hacerse con una trama de verde continuo.

- Curvas auxiliares:

  Las curvas auxiliares, bajo mi punto de vista, deberían tan sólo utilizarse, y en orden de prioridad, en caso de:

1.- Definir elementos perfectamente reconocibles e incluso susceptibles de albergar un control.

2.- Un propósito descriptivo o de mejor definición de la realidad en casos concretos.

  Y yo creo que no deberían usarse:

1.- Para rellenar espacios en blanco o sin información de relieve.

2.- Entre dos curvas de nivel “normales” de forma redundante, es decir, sin reflejar ninguna variación importante del terreno entre las curvas en las que queden enmarcadas.

- Suelo rocoso:

Example carto 001

A menudo se abusa de los puntitos negros para representar un suelo rocoso, que no pedregoso. Si se pusieran puntos negros en todos los suelos pedregosos, habría planos salpicados de puntitos negros casi en su totalidad. En mi opinión dichos puntos no se han de poner con un propósito descriptivo, o sea, para representar que hay rocas sueltas pequeñas por el suelo, sino más bien para decir que no sólo las hay sino que su disposición sobre el terreno puede ralentizar la velocidad de carrera de forma importante.

En la imagen (Lumbreras, V. Dobretsov) se puede ver un ejemplo en el que la unión del suelo rocoso con numerosos límites de vegetación crean una visión saturada de puntitos negros. También se puede ver cómo se ha “abusado” del uso de la curva auxiliar ya que si la elimináramos el plano no sufriría un gran cambio; la curva auxiliar se limita a seguir la tendencia de las curvas entre las que se encuentra. No da nueva información sino que enfatiza la información que ya nos darían las curvas de nivel, por lo tanto su uso resta legibilidad.

- Límites de vegetación:

  Me refiero a los límites de vegetación dentro de zonas forestales, los de las líneas de puntos, no a aquellos que separan cultivos de zonas forestales y que se representan con una delgada línea continua de color negro. En ocasiones se ven dibujados dichos límites de vegetación en lugares que separan diferentes tipos de arbolado, que no de penetrabilidad, y probablemente dicha distinción se vea muy bien en la ortoimagen que el cartógrafo haya usado para elaborar el plano, pero si dicho límite no es claramente visible a velocidad de carrera en el terreno (más que sobre el mismo) pues no tiene mucho sentido el dibujarlo.

   Al final, en cuanto a la representatividad de estos y otros elementos, el dilema del cartógrafo parece estar entre hacer un dibujo más descriptivo, ya que representa elementos que de hecho se hayan sobre el terreno, aunque no sean muy representativos o balizables, o hacer un dibujo más útil y legible para el corredor, incorporando exclusivamente elementos muy importantes como referencia para la navegación, susceptibles de albergar un control y que den información necesaria y fiable de cómo se puede ver reducida la velocidad de carrera.

   Dicho esto, no implica que en el pasado, o incluso en el presente dado el caso, yo respete todo lo dicho anteriormente. A la hora de hacer un plano hay que trazarse líneas rojas pero todos sabemos que toda norma tiene su excepción, si bien ésta ha de ser eso, una excepción.

   Existe el caso de un cartógrafo que tiene muchos trabajos firmados en nuestro país y que trabaja muy bien como es Viktor Dobretsov. Lo que no es muy comprensible es por qué si su trabajo va dirigido a una escala de 1:10.000, a veces se imprimen en 1:15.000. Lo lógico sería hacer una “purga” de ciertos elementos que no tendrían cabida en un plano 1:15.000. De alguna manera lo que se nos viene a decir es que no importa el criterio con que se haga un plano en función de la escala final, pero si el mismo ejemplo se trasladara a la proporción entre las escalas 1:5.000 a 1:10.000 nos llevaríamos las manos a la cabeza, ¿o no?