sábado, 23 de abril de 2011

ENTRE CARRASCAS Y OLIVOS. Por las sierras de Cazorla, Las Villas y Del Pozo.

   Hace semanas entró en la carpeta “spam” de mi correo electrónico un mensaje firmado por Mario Rodríguez. La curiosidad me hizo abrirlo y en él emplazaba a corredores de orientación de toda España a participar en una prueba de Liga de Andalucía muy completa (media, sprint, larga) y que tenía como plato fuerte una carrera en distancia larga el domingo 10 de abril en un terreno kárstico muy técnico sito en un paraje llamado “La Fresnedilla”.

   Como esos días caían en un bloque libre de trabajo, tomé la determinación de aprovecharlos para visitar una zona de España que me era desconocida y que me apetecía ver por muchos motivos. El plan era salir el miércoles 6 por la tarde; hacer alguna ruta con la bici de montaña por el parque nacional de las sierras pre-béticas y visitar Úbeda y Baeza el jueves y el viernes para luego participar en las pruebas de orientación del fin de semana, intentando no retrasar el viaje de vuelta a casa ya que el lunes la jornada comenzaba con un madrugón a las 5 de la mañana.

   Comenté a algún compañero del trabajo mi intención acerca de realizar este viaje y uno de ellos se sumo a la iniciativa, si bien con un plan más centrado en la práctica del ciclismo de montaña; y así nos pusimos en marcha tras cargar el coche con algo de equipaje y las “burras”. La verdad es que a mi este viaje se me plantó delante de un modo un poco extraño, no como esos viajes en los que cuidas hasta el más mínimo detalle. Supongo que por eso me olvidé de cargar la batería del gps, que se me apagó en plena ruta ciclista; también me olvidé de poner pilas en la cámara de fotos y ¿cómo no? de comprobar el óptimo estado de la bici, que tenía la cadena y demás componentes de la transmisión llenos de grasa y más negros que la entrada a los infiernos.

   Tampoco me estrujé mucho la cabeza para elegir un alojamiento y, tras ver cual era la casa rural recomendada por una guía publicada por la empresa en la que trabajo, llamé por teléfono para hacer una reserva. Aunque en un principio la intención era alojarse en Villacarrillo, al final se cambió a Cazorla, desde dónde se podían iniciar muchas rutas con la bici de montaña. El alojamiento, un viejo molino remodelado en realidad, tenía muy buena pinta, si bien el precio era algo elevado. www.molinolafarraga.com .El molino está muy bien adaptado como alojamiento rural, tiene piscina y un amplio jardín, si bien hay que mencionar como “peros” el que hay que acceder al mismo en los últimos 30 metros a través de una empinada rampa peatonal y que para llegar hay que atravesar a lo largo toda la localidad de Cazorla, cruzando un par de plazuelas y varias calles estrechas con empinadas cuestas. En el molino se respira tranquilidad, sólo el rumor cantarín del arroyo Cerezuelos rompe el silencio. Las habitaciones y los desayunos continentales están muy bien.

   JUEVES 7 DE ABRIL: ¡Qué bien he dormido! Bajamos a desayunar y tenemos una mesa llena de productos en plan buffet, así que nos ponemos como el Tenazas. El plan es simple, ir a comprar algo de comida y hacer una ruta de BTT que mi colega se ha bajado al gps desde el portatil. Nada más salir a la calle flipamos en colores con lo que al llegar, por ser de noche, no pudimos contemplar. El cauce en cascada del Cerezuelos, el castillo de Cazorla, las casas del pueblo trepando por las faldas de la montaña…Sacamos el coche del garaje y a tras bajar una cuesta vemos las ruinas de la iglesia de Santa María y luego la plaza del mismo nombre, llena de terrazas de restaurantes y con una hermosa fuente en una esquina. La parte antigua de Cazorla tiene un encanto especial.

   Nos encaminamos a un lugar conocido como Vadillo Castril, pequeña población crecida en torno a los servicios de gestión forestal. Aparcamos junto a una fuente de aguas muy frescas y, tras pertrecharnos adecuadamente, iniciamos una larga ruta que nos llevará por parajes impresionantes. Comenzamos rodando por una pista asfaltada que remonta las aguas de un joven Guadalquivir y en cuyas orillas aparecen viejos campings casi vacíos. Un poco más adelante vemos un campamento lleno de chavales que portan en su mano un papel y parecen visitar algunos controles. Si, todo parece indicar que están practicando algún rudimentario ejercicio de orientación. Continuamos ruta por una pista, ya de tierra, hasta dar con el nacimiento del Guadalquivir. Al poco ya avistamos algunos ejemplares de fauna silvestre y la ruta comienza una prolongada ascensión que remata cerca del pico Cabañas de 2.026 metros de altitud. En la parte más alta de la ruta podemos pisar nieve que aparece en pequeñas acumulaciones al abrigo de los rayos solares. Al dejar la pista de tierra, ancha y de buen firme, el camino se va estrechando y empeorando la adherencia del suelo. Tras pasar a la vertiente Este de la sierra Del Pozo podemos contemplar espectaculares vistas del valle en el que se encaja el río Guadalentín; al fondo se adivina el embalse de La Bolera. Iniciamos un técnico y escalofriante descenso de unos ¡¡¡800 metros!!! de desnivel por estrechas sendas llenas de piedras sueltas y afiladas en acusada pendiente.

  En un momento de descanso oigo un siseo, mi colega habla y le digo: Tchsssss, silencio…escucha. La rueda delantera de su bici ha sufrido un pellizco con una piedra y, a pesar de llevar gel anti-pinchazos, la raja en la cámara tiene casi un centímetro de longitud y el aire no puede evitar salir a escape. Mientras él maldice su suerte yo le digo que más vale pinchar que dar con nuestros huesos en el suelo, sobre todo porque las circunstancias son propicias y las consecuencias aparentemente nefastas, dados los cortados y la cantidad de piedras que proliferan por doquier.

  Pasamos por la casa forestal de El Hornico y rodamos hacia el Norte por una pista de tierra hasta dar con un cortijo y ya avistamos plenamente las aguas esmeralda del embalse de La Bolera. Picamos algo junto al puente sito en el punto en el que el río Guadalentín llega al embalse y luego continuamos en ascensión a los largo de 4 kilómetros hasta dar con las ruinas de unas tenadas. En este punto decido tomar un sobre de gel energético ya que noto cierta “flojera”. A continuación iniciamos un descenso y salen a nuestro paso unas cuantas ciervas. Es posible que algunas de ellas estén preñadas y van buscando los mejores pastos para que sus crías se desarrollen sin problema. Al final del descenso hemos de cruzar el río Guadalentín por un vado; yo no lo pienso dos veces y me lanzo al agua empapándome los pies. Mi colega busca insistentemente otro paso y aunque da con un puentecillo de madera no se fía de su estado y, al final, vuelve al vado y cruza con el mismo resultado: pies calados.

  De nuevo toca subir, y esta vez por un bosque de encinas adehesadas. Llegamos a una pista de tierra, pasamos junto a las casitas de Nava de San Pedro y seguimos ruta implorando una fuente, ya que hemos terminado nuestras existencias de agua. Tras un sube y baja damos con un área recreativa que tiene una hermosa fuente de tres caños. Saciamos la sed y seguimos hasta dar con una carretera que desciende hasta Vadillo Castril, nuestro punto de inicio y final. Por el asfalto alcanzamos altas velocidades y encontramos un zorro plantado en mitad de la carretera y que, lejos de huir acobardado, se mantiene inmóvil hasta que llegamos a su altura…y ni aun así corre despavorido. Hemos llegado junto al coche ya al anochecer, reponemos líquido y sentimos esa satisfacción de la meta alcanzada, de la culminación del propósito planeado. Retornamos a Cazorla y buscamos un restaurante para cenar.

                                                                 Vadillo Castril043

   VIERNES 8 DE ABRIL: Día tranquilo para mí. El “apañero” hace una ruta corta aunque con bastante desnivel y yo voy hasta el centro de interpretación del parque natural llamado Torre del Vinagre. Ahí charlo con un guarda que resulta ser de Palencia. Cerca hay un parque botánico y el centro de interpretación del arroyo Borosa, conocido por su belleza paisajística. Para llegar a la Torre del Vinagre he pasado por un pueblo llamado Arroyo Frío y me quedo perplejo, ya que se trata de una población totalmente volcada en la hostelería, el comercio y otros servicios para el turismo. No sabía yo que esta zona fuera tan explotada. Nos juntamos para comer y luego nos vamos a visitar el casco urbano antiguo de Úbeda, donde hay edificios que son verdaderas joyas renacentistas, la mayoría proyectados por el arquitecto Vandelvira.

   SÁBADO 9 DE ABRIL: Cambio de chip, vuelve el gusanillo de la orientación. Descartada la opción de llevar a Abel a realizar la ruta del embalse del Tranco, decide hacer otra ruta con Cazorla como punto de salida y llegada. Desayunamos y la charla con el gerente del molino me hace acumular minutos de retraso sobre el horario previsto, así que cojo el coche sabiendo que no puedo permitirme despiste alguno en la carretera en dirección a Villacarrillo. Evitaré detalles innecesarios, sólo diré que llegué a la zona de carrera unos 10-15 minutos antes de mi hora de salida. Me cambio en unos 5 minutos y no me da tiempo a vendarme o ponerme otra protección en los tobillos. Finalmente salgo a mi hora e inicio la carrera en distancia media.

                                                        StaRita

  El plano, algo sosete, dibuja olivares y pendientes que rematan en arroyos o en el mismo Guadalquivir. Mis desprotegidos tobillos tuvieron que lidiar con un suelo pedregoso en el que las piedras angulosas se movían y favorecían la aparición de lesiones y tropezones. Mi carrera fue limpia, sin errores. La idea era evitar cualquier lesión y no fallar; no importaba el puesto, lo importante era asegurar la carrera porque todo quedaba en el aire dadas las características de la carrera del día siguiente. Veo en carrera a Mundi, del COV, y charlamos después de la prueba. Ha venido con la familia y con unos amigos de Jaén, Luis, Elena y su niña. Luis lleva poco en la orientación pero progresa favorablemente. Me invitan a comer en la casa rural que han alquilado en la Fresnedilla, dónde se va a competir el domingo. Me avisan que el trayecto es largo y por una carretera no muy buena. Nos desplazamos primero a Mogón, localidad en la que se va a correr un sprint por la tarde, y de ahí iniciamos una subida vertiginosa por una ¿carretera?,más bien un camino asfaltado muy machacado por tractores, etc, hasta que se supera la línea de los olivos; a partir de ahí la carretera mejora algo, pero lo que mejora brutalmente son las vistas y el paisaje por el que se transita, ya que nos adentramos en los bosques de la sierra de las Villas. Unos 15 kilómetros de subida llevan más de media hora de conducción, pero merece la pena.

  Comida y tiempo de tertulia. Llegado ha el momento de bajar a Mogón a correr el sprint. Bajo algo tarde y, al final, me despisto por el pueblo y llego cuando prácticamente todo ha acabado, pero es igual, me dan un plano y me voy a repasarlo andando para ver qué soluciones cartográficas ha dado Mario a situaciones urbanísticas concretas. En este pueblo se unen las aguas de los ríos Guadalquivir y Aguasgebas. Termino y me voy a Cazorla para cenar con mi colega que ya habrá terminado su ruta con la bici de montaña.

                                                                                      Mogón041

 DOMINGO 10 DE ABRIL: Llega el gran día, la carrera en un terreno que han anunciado como supertécnico, ¿será verdad? Buena pinta tiene, ya veremos…Sigo con el estómago un poco perjudicado pero nada me va a estropear este soleado día de abril. El terreno tiene una pinta estupenda, a ver cómo es el famoso triángulo de las Bermu…ejem, perdon, de la Fresnedilla. De momento han retrasado la salida media hora, perfecto para mi pretensión de comenzar el viaje de vuelta a casa cuanto antes. Comienzo la carrera y voy a la par con otro corredor más joven, hacemos un par de balizas juntos. El tramo 2-3 presenta una elección de ruta y me decanto por la alternativa del Norte, la de correr por camino no me atrae. Problema: en mi mente salgo de la carrera, pierdo concentración. continuo con la carrera sin grandes dificultades, si bien, comparando el tiempo de otros corredores con el mío hasta la baliza 9ª voy perdiendo bastante tiempo.

La Fresnedilla   a

  Tras el 9º control empieza el “tomate” y en vez de hacer valer mi baza de corredor lento pero seguro, me meto entre cortados sin leer demasiado y acumulando minutos y minutos de pérdida. En la 10ª y 11ª pierdo bastante tiempo, la 12º la hago bien, pero en la 13ª me tiro casi media hora haciendo el tonto y sin poder relocalizar. Cuando por fin doy con ella en la 14ª desmotivado y pensando en el abandono, por no retrasar en demasía la partida de vuelta a casa, la vuelvo a cagar con todo el equipo así que ya cojo y me voy para la meta sin terminar la carrera.

  Personalmente creo que el criterio de generalización fue correcto pero la verdad es que la zona más complicada era complicada hasta para avanzar, no ya corriendo, sino simplemente andando. Además, según mi criterio, los controles deberían haberse puesto en emplazamientos “inequívocos” y con una buena descripción de controles; por ejemplo, la descripción del 10º control era vaguada y el control estaba colocado más bien en una depresión suave sobre un gran cortado, el 11º decía “entre cortados” y no se correspondía con ello en el terreno que parecía más bien otra depresión. La 12º coincidía todo, y la 13ª tampoco estaba muy clara su situación en el terreno con el dibujo del plano. De todos modos no quiero quitarme culpas, si esas balizas había que hacerlas a gatas pues se hacen a gatas, leyendo elemento por elemento y calculando perfectamente la distancia recorrida, etc, aunque he de reconocer que era bastante complicado.

  Bueno, al final la experiencia me dejo un sabor agridulce, dulce por los paisajes y terrenos de las Sierras Penibéticas pero agrio por la mala carrera del domingo, hacía tiempo que no me perdía de esta manera y que no podía encontrar en mi cajón de trucos algún recurso para salir antes y mejor del atolladero. también hacía mucho tiempo que no abandonaba en una carrera. Perder para aprender… una vez más.

viernes, 22 de abril de 2011

LIGA NORTE. SIMANCAS Y ZARATÁN

   El domingo 3 de abril comienza con buen clima en Aranda pero se va nublando hacia Valladolid y, ya cerca de la capital del Pisuerga, el cielo se abre y nos cae la del pulpo. Llegamos a Simancas, donde se va a correr el primer sprint urbano, y no para de llover. En el pueblo se adivinan desniveles pronunciados.

   Me encamino hacia la salida, sita en un parque atravesado por un cauce angosto. Estoy acelerado, tengo el tiempo justo, intento calentar pero me detienen por un buen motivo: alagar la cartografía del plano de Valonsadero, utilizado recientemente en el Campeonato de España Militar de Orientación a pie. En la salida un miembro de la organización me sorprende: “Eres mi favorito”. ¡Pardiez!, yo tengo fe en mi mismo pero estas muestras de confianza le animan a uno en esos momentos críticos antes del pi, pi, pi, piiiiiiiiii.

   Venga, a por la primera. ¡Pero si ya toca subir! Veo la opción de franquear un talud, pero no lo veo claro para abrir boca. Entre la 1 y la 2 no debería haber bajado tanto (azul) y creo que por el otro lado (magenta) me hubiera evitado un pequeño sube-baja.

   En el tramo 4-5 decido simplificar y rodear el castillo por el Norte (azul), aunque había una alternativa por el Sur (magenta), pero a mi juicio más complicada y no parecía que se ganara tiempo. Más vale simplificar.

   El tramo 9-10 es largo y tras acabar la carrera veo una alternativa (magenta) a la ruta que yo he elegido (azul). ¿Hubiera ganado tiempo de haberme ido por abajo? Tal vez, es muy posible. Si que te toca subir un buen repecho al final pero has hecho casi todo el tramo en llano.

   En el tramo 14-15, a pesar de intentar definir a qué lado del vallado impasable está el control, cometo un error y ya saliendo del 14º control pienso en que no voy bien. Cuando llego al entorno del control veo que he de apoyarme en un muro para conseguir picar la baliza metiendo el brazo entre las barras del vallado. Si el control hubiera estado puesto algo más lejos de la valla tendría que haberme dado la vuelta. Técnicamente no he cometido una infracción ya que no he saltado o cruzado el vallado sino que sólo me he apoyado en él, y al final me toca dar la vuelta a otro edificio.

                                                                 Simancas 001

  Bueno, ya he cumplido con el 50% de la prueba, feliz de no haber dado con los huesos en tierra por el suelo mojado. ¡Vamos a Zaratán!

   Estoy en la zona de salida de la carrera de Zaratán y veo que hay una cola bastante larga para salir en el recorrido que me corresponde, así que me lo tomo con tranquilidad, pero el tiempo pasa y al final me incorporo a una fila de corredores que no parece avanzar. Hacer un calentamiento previo es una tontería ya que luego vas a pasar un buen rato esperando para salir, es lo malo de las salidas con activación de pinza.

   Tras analizar el recorrido, he podido ver otras alternativas para hacer la primera baliza (magenta), pero la verdad es que en carrera no las he visto. El cerebro pedía una simplificación y se la he dado (azul) aunque he podido perder algo de tiempo.

   El tramo 7-8 quedaba condicionado por las calles en cuyo trazado la carrera estaba prohibida. Tras evaluar la opción del Este (magenta), he preferido elegir la alternativa del Oeste (azul), entre otras cosas porque esa zona me resultaba más familiar; ya había pasado por ahí. Me comentan “a posteriori” que han visto a algunos corredores transitando por las calles prohibidas. Yo no he podido ver nada y no sé si eso ha sucedido como me relataban y, si ha sido así, no sé de qué categoría eran dichos corredores.

   Llegando al 14º control me percato que el camino más corto es pasar junto a la salida, así que super-concentrado para no tropezar con los vientos de los cenadores o con cintas de plástico, paso al lado de los corredores que esperan para salir. Oigo algunos comentarios y ¿Toño? me dice: ¡¡¡CHÓCALA!!! Pido perdón, pero estaba más pendiente de no tropezar y causar el cachondeo generalizado del personal que de chocarla, lo siento.

                                                                  Zaratán 001

   No imaginaba la bala que guardaban en la recámara los chicos/as del COV. Ha sido una verdadera sorpresa el comprobar que montaban dos sprints urbanos en esta Liga Norte. En principio a mi no me hacía mucha gracia este formato, pero bueno, luego te pones y no me ha desagradado. Es bueno cambiar de vez en cuando, si bien esta modalidad no me favorece de cara a la clasificación, pero bueno, ¡al diablo con el ranking, los puntos y la madre que lo trajo!. Me reitero en la idea de practicar la orientación desde el deseo de disfrutar poniéndome a prueba física y mentalmente, no por puntos ni por pódiums.

   ¿Dónde quedó la idea de organizar una liga de sprints urbanos para el invierno en Castilla y León? Tendrá que madurar esperando en un cajón hasta que se den las circunstancias propicias para ello. A falta de dicha liga, no está mal el correr de vez en cuando este tipo de pruebas; se da vidilla a los pueblos, se promociona nuestro deporte, y ¡puedes ducharte al acabar!

   Este domingo me tocaba trabajar en turno de tarde, pero un providencial cierre de instalaciones, por falta de cierta materia prima, me ha favorecido y he podido evitar el ir a correr y volverme a casa con prisa para que me diera tiempo a comer antes de ir al tajo. A pesar de disponer de más tiempo me he vuelto a casa sin hablar con un montón de gente a los que quería preguntar cosillas. Nacho, Quique,…, para la próxima.

 www.covalladolid.org