miércoles, 17 de agosto de 2011

OBJETOS COTIDIANOS

  El sistema nos hace esforzarnos por llegar a la condición sagrada de CONSUMIDOR. Hay que ganar dinero para comprar, para consumir. Que gustito da comprar, qué subidón cuando creemos haber encontrado un chollo o qué saborcillo agridulce cuando pagamos un pastón por algo que sabemos que no necesitamos pero que queremos tener, vamos, lo que se llama darse un caprichito.

  La consecuencia de esta dinámica es que esas sensaciones duran muy poco y nos acostumbramos a la presencia de objetos que, en su día nos supusieron una cierta ilusión, pero que con el tiempo tal vez no valoremos debidamente. Desde mi experiencia como aficionado a la cartografía de orientación me gustaría referirme en concreto a dos objetos que pueden adquirir una especial relevancia: el paraguas y el coche.

  El paraguas, ese objeto a menudo arrinconado y nunca bien ponderado, adquiere una nueva dimensión cuando estás en pleno monte y comienza a llover. El cielo se oscurece, unas gotillas caen sobre la hoja que portas en la mano y llega la hora de que ese bastoncillo telescópico, que yo suelo portar a la cintura sujeto a la correa de una riñonera, cumpla con su propósito. No hay refugio a la vista y el paraguas supone la delgada línea que puede separar una calada monumental de un mojarse un poco, así que aprietas el botón y cual cola de pavo real el paraguas se abre tensando tela y varillas para proteger a su portador. Yo ya me he acostumbrado a colocarlo sujeto con el brazo izquierdo y apoyarlo levemente sobre la cabeza para poder dibujar mientras chaparrea.

  ¿Y el coche?,¿qué decir del coche? El coche para el cartógrafo puede ser medio de transporte, claro, pero también un sitio en el que refugiarse, cambiarse de ropa, comer, etc...Punto de referencia como inicio y final del trayecto del día, el coche adquiere una nueva dimensión cuando al final de la jornada, tras haber recorrido un montón de terreno, aparece como si se tratara del más valioso de los objetos. Es curioso cómo algunas cosas que hoy nos son tan familiares y que manejamos a diario pueden convertirse de pronto en tesoros que nos unen a la vida.

No hay comentarios: