jueves, 30 de julio de 2020

NI PUTA IDEA

  No tenemos ni puta idea. Me explico. Hay acciones que llevamos haciendo desde que tenemos uso de razón o desde la infancia y que, sin embargo, hacemos "mal".

  Respirar. Llevamos respirando desde que nacemos, hacerlo nos ha mantenido vivos hasta el momento y, sin embargo, si preguntamos a los expertos en la respiración desde muchos puntos de vista, todos nos dirán que el común de los mortales no sabe respirar. Médicos, biólogos, terapeutas, expertos en meditación o fisiología deportiva; todos nos dicen que no sabemos respirar. Lo mismo puede decirse respecto a comer, beber, andar, dormir,...

  ¿Se libran aquellas acciones o comportamientos que aprendemos cuando somos más mayores? No, tampoco se libran. Leemos mal, conducimos mal, pensamos mal.

  Pensamiento. ¿Somos capaces de darnos cuenta cuando fue la primera vez en que fuimos conscientes de que podíamos pensar? Seguramente no, pero desde entonces no hemos dejado de hacerlo; de forma más simple o elaborada, más consciente o automáticamente, con motivaciones primarias o más elevadas. Si no somos capaces ni de respirar bien, ¿cómo vamos a pensar bien? Y, sin embargo, ahí estamos, discutiendo, peleando, porfiando por llevar razón en discusiones sin ningún destino provechoso. No sabemos pensar, pero tampoco sabemos hablar, argumentar, citar las fuentes de nuestra información, aplicar el sentido crítico y la lógica. Ahí estamos, siendo fieles a nuestro pensamiento aunque siga un procedimiento nefasto, esté totalmente sesgado y nos lleve al fracaso.

  Y así se nos pasa la vida. Perdiendo el tiempo haciendo las cosas mal porque no queremos perderlo aprendiendo a hacerlas bien. Y así la vida se llena de contenidos absurdos, pérdida del bienestar, malentendidos, desencuentros, etc., y finalmente, parece que esas distracciones, esas pérdida del tiempo, parecen ser la urdimbre que teje nuestras vidas.

lunes, 22 de junio de 2020

De juicios y evaluaciones

  Hay experiencias que son en sí mismas un regalo que la vida te hace para que cambies el rumbo, para que te reafirmes en tus valores, para que espabiles y no te creas que todo el monte es orégano. Es todo un presente encontrarte en la vida con personas con un código de valores diferente al propio, contrario incluso pudiera decirse si contempláramos dichos valores como dicotomías absolutas o como extremos de un continuo.
  Juicio y evaluación. Juzgar y evaluar, pueden parecer lo mismo pero no lo son en absoluto. Yo no tengo miedo a ser evaluado. En una evaluación, evaluador y evaluado se someten a unas condiciones previamente establecidas y la evaluación arrojará un resultado acorde a unos baremos y una puntuación previamente pactada e informada.
 Los juicios son otra cosa. Y no me refiero a los juicios celebrados en juzgados sino a esos juicios que hacemos en nuestro día a día en las relaciones humanas que establecemos. Yo aquí quiero poner de relieve dos tipos de juicios: Los juicios de hechos y los juicios de valores e intenciones.
  Lo juicios de hechos implican dar fe de un hecho ocurrido físicamente, algo comprobable objetivamente, no importa quien lo juzgue porque cualquiera describiría el mismo suceso. Sin embargo los juicios de valores e intenciones son otro cantar. Para empezar diré que a mí me parecen una falta de respeto de manual. Y es que hay gente a quien le gusta y se sienten perfectamente legitimados para ejercer de fiscal, juez y verdugo sin ningún pudor. Toman un hecho objetivo y le añaden de su propia cosecha inferencias mejor o peor intencionadas acerca de los valores y las intenciones que han podido llevar a una persona a comportarse de un modo determinado. Dichas inferencias se hacen sin un interrogatorio previo, pero si se diera tal sucesión de preguntas, estas serían malintencionadas y tendenciosas. Ya tenemos las condiciones para acusar a alguien de ser esto o lo otro, más tarde llegará la sentencia y el castigo.
  Todas y todos hemos caído en la tentación de hacer tales juicios y no es muy grave el caso cuando las conclusiones de tales juicios quedan en el ámbito de lo individual, cuando no se comparten con otras personas. Pero cuando se comparten, cuando uno se recrea en el proceso del juicio, cuando lo utiliza para la estigmatización, para el descrédito, para la venganza, para elegir un chivo expiatorio, para señalar y decir "mirad, ese no es como nosotros; expulsémosle del grupo; no le habléis", cuando hacer este tipo de juicios se convierte en norma habitual en la vida de una persona...estamos ante un verdadero malsín, o malsina; términos con una interesante etimología, por cierto.
  A este juego podemos jugar todos y, tras este tipo de comportamiento, yo atribuiría a quien tiene estas faltas de respeto por costumbre ciertas características asumibles tras observar su comportamiento:
- Arrogancia: Se arrogan una superioridad o autoridad moral que no les corresponde, así como un conocimiento de la naturaleza humana y/o de individuos concretos que tampoco les corresponde.
- Autoritarismo: Conecta con lo anterior. Ostentan una autoridad moral que no se otorgan sino ellos mismos sin ninguna base sólida ni demostrable.
- Despotismo: Incluso dirán que se comportan como lo hacen por el bien de aquel a quien juzgan, para que cambie su actitud y no verse así juzgado en lo sucesivo.
- Ego: Quien juzga suele tener inseguridades, temores, necesidad enfermiza de control. Su ego es débil e inestable, por ello tratará de apuntalarlo y magnificarlo ante sí mismo y ante los demás. Egoísmo, egolatría y egocentrismo le son atribuibles.
- Engreimiento: Ensoberbecimiento, endiosamiento, altanería, altivez, arrogancia, jactancia, presunción, fanfarronería, chulería, soberbia...
- Manipulación: Todos influimos en todos, pero recurrir al condicionamiento más o menos explícito e incluso a la coacción suele ser una estrategia recurrente en aquellos que pretender dirigir el comportamiento de otras personas. Es común manipular a miembros de un grupo afectando su sentido de pertenencia al grupo en cuestión.
- Mezquindad: Ruindad, hipocresía. Catadura moral de quien hace daño a otras personas sin hacerse responsable o de quien es un creído en el éxito.
- Prepotencia: Ejercicio del poder o autoridad, aunque sean auto-impuestos, para obtener un beneficio o para ostentarlo. Los pobres de espíritu sucumben más pronto que tarde a la prepotencia por pequeña que sea su cuota de poder.
- Soberbia: Se atribuye a quien se cree superior a los demás, dándoles un trato frío y distante. Acompaña con frecuencia a la prepotencia, arrogancia, etc...
  En definitiva, a mi me encantaría poder atribuir a dichos personajes una psicopatología en concreto, pero lo cierto es que no son "enfermos", sólo son individuos con una serie de sesgos en el pensamiento fruto de temores anidados en el subconsciente y de una actividad mental con poco gusto por el esfuerzo.

sábado, 23 de junio de 2018

PORQUE DEJÉ DE HACER PLANOS

  Para aquellas personas que practicamos la orientación, los planos tienen un poder de atracción especial. No sé si serán los colorines, la posibilidad de conocer un lugar a través de su representación en un papel o qué, pero hay algo mágico que nos encanta como un hechizo.
  Yo sucumbí a la atracción de la cartografía de orientación y me lancé a realizar algún plano de un modo artesanal y primario como sólo alguien cargado de ganas y de ignorancia acerca del tema puede hacer. Un plano base rudimentario y unos "rotus" y a patear bosque.
 Poco a poco, hablando con unos y con otros, cometiendo muchos errores y aprendiendo de ellos (eso creo), fui adquiriendo más y más experiencia. Experiencia que también me era muy útil como corredor: Adaptarme rápidamente al criterio utilizado por diversos cartógrafos, "entrar" rápidamente en plano, fijarme con precisión en los detalles del dibujo y "traducirlos" a la realidad y viceversa, etc..
 Tras varios años acumulé un total de 25 planos realizados para diversas modalidades de orientación a pie con más de 40 kilómetros cuadrados dibujados; también realicé planos de orientación con bicicleta de montaña con más de 135 kilómetros cuadrados representados. Además han quedado sin finalizar, en distintas fases del proceso, otros 25 planos de diversas modalidades, y es que yo pocas veces he hecho planos bajo pedido sino como un "freelance" de la cartografía. Que si, que ya sé que otros arrojan cifras muy superiores; sólo trato de facilitar unos datos objetivos propios, no compararme ni competir con nadie.
 Algunos de los últimos planos realizados tienen un nivel de calidad y de complejidad técnica notable y han sido reconocidos por muchos de quienes los han probado en competición. Perfectos no he hecho ninguno y todos, absolutamente todos, tienen o han tenido algún error objetivo: Olvidos, errores de interpretación de la minuta de campo, errores en el dibujo sobre el terreno o en el ordenador, errores con la escala del material base, etc..
 Tras esta trayectoria, ¿cómo se puede abandonar por completo esta actividad? Estos son los motivos principales que me llevaron a tomar tal decisión:

1.- No quitar ningún proyecto a cartógrafos profesionales españoles.
 En los años en los que yo comencé en la orientación (finales de los 80, principios de los 90 del siglo pasado) los planos de orientación en España eran realizados principalmente por cartógrafos extranjeros procedentes de diversos países. Y así fue a lo largo de dos décadas aproximadamente, si bien éramos cada vez más los españoles que íbamos introduciéndonos paulatinamente en la cartografía de orientación. Poco a poco cada vez más orientadores nacionales nos atrevíamos a coger los rotuladores y a salir al campo a dibujar lo que veíamos. Desde la FEDO, con Mario Vidal a la cabeza, se promovía, vía clinics, seminarios y demás cursillos, la formación de una escuela cartográfica española. Hoy, dicha escuela cartográfica está bastante asentada y hay incluso cartógrafos/as profesionales. Tal vez no sean muchos, tal vez haya proyectos suficientes para los que son y para muchos más, pero no seré yo quien se interponga en su desarrollo profesional, no seré yo quien les quite ni un solo proyecto a realizar. Yo ya tengo un trabajo y siempre hice los planos como una afición, no como una actividad profesional (lo que no quita que piense que mi labor bien mereciese una gratificación), por eso consideré que había llegado la hora de hacerme a un lado y dejar que fueran otros los que continuaran con esas labores.

2.- Dedicar mi tiempo libre a otras actividades con mayor prioridad.
  El tiempo que antes dedicaba a las labores de la cartografía de orientación ahora me hace falta para otras actividades que precisan de todo el tiempo que pueda dedicarles, así que los ratos que tanto disfruté en los bosques concentrado, observando, comparando ortofoto y terreno, moviéndome lentamente entre los árboles, ahora me es necesario para otras cosas. Sigo acercándome a los bosques con cierta frecuencia, ¿cómo no?, pero ya no lo hago imaginando el plano que podría resultar y mucho menos la competición que podría albergar un lugar determinado. Eso ya no me motiva, ya no.

3.- No seguir suscitando la envidia de gente mezquina.
 No todas las voces que decidían dar su opinión lo han hecho para bien. De forma activa yo he ido buscando las opiniones de orientadores/as en torno a mis planos. Casi siempre era complicado conseguir que la gente hablara sin tapujos, la mayoría de las ocasiones llegaba a la conclusión que la mejor noticia es que no hubiera noticias, es decir, si la gente no decía nada tras una carrera es que el plano no había sido tan malo.
 Las críticas técnicas tampoco me han causado mella; siempre he estado bastante seguro de mi criterio y del resultado final. Las críticas dañinas son las que, haciendo juicios de valores e intenciones, concluían que yo hacía planos motivado exclusivamente por la gratificación a percibir, es decir, por dinero. Además, tras tantos planos, y algunos bastante usados y reconocidos, surgieron "personajes" a quienes molestaba el que se contara conmigo desde otros clubes y/o federaciones y que me hubiera ganado un cierto prestigio como cartógrafo.
 A dichos "personajes" les digo que se queden tranquilos, que ya no recibiré más dinero ni prestigio y, que si, que llevaban razón en mis motivos, pero por los cojones; a los hechos me remito. Son los "ladrones" que creen a los demás de su condición, los de "difama que algo queda", los del "piensa mal y acertarás", los que creen conocerte muy bien pero no tienen de ti sino una imagen borrosa y distorsionada, como una caricatura grotesca. Cansado estoy de los listos que creen saberlo todo y que se esfuerzan por hacer que su opinión te llegue de un modo u otro, tal vez con el propósito de que te canses y dejes de hacer lo que tanto les incomoda. Pues bien, ya lo habéis conseguido. Enhorabuena.

sábado, 14 de octubre de 2017

PARAIS-O

https://www.youtube.com/watch?v=mxsQn4uNWqo

Gracias a Jaime Montero por mostrarme cómo se manifiesta la naturaleza en lugares tan hermosos.

miércoles, 12 de abril de 2017

AGRADECIMIENTOS

 Es de bien nacido el ser agradecido, por ello, quiero dar las gracias a aquellas personas que te encuentras por la vida y que, con su ejemplo, te van mostrando el camino a seguir. Y si importantes son aquellos que suponen un ejemplo en positivo y a quien queremos parecernos, no lo son menos quienes son un ejemplo en negativo y nos muestran claramente qué comportamiento queremos evitar. Tales individuos abundan por doquier, el neoliberalismo galopante que campa a sus anchas en los países occidentales genera constantemente sujetos sin entrañas, conciencia, ni humanidad, capaces de vender su alma por un puñado de euros, poder, influencia…Son aprendices de psicópatas con un cierto carisma y bastante capacidad para manipular a los pobrecillos bienintencionados, esos “tontos” que se creyeron la principal lección de sus padres y/o educadores: Ser buena persona.

 A mi me dicen que tengo pinta de buenazo. No sé, me gusta pensar que lo que llevas por dentro se transmite al exterior. Pero, no lo voy a negar, las malas ideas también se me pasan por la cabeza, lo bueno es que trato de reconocerlas y anularlas, porque aquí me surgen algunas preguntas: ¿La buena gente nace o se hace?, ¿el bueno lo es porque no sabe ser de otra manera o porque en cada decisión que ha de tomar elige el camino de la bondad?, ¿se pueden hacer cosas malas tratando de ser bueno? y, ¿se pueden hacer cosas buenas tratando de hacer el mal?

 Retomando el planteamiento inicial, quiero dar mi más sincero agradecimiento a quienes me muestran el camino que NO he de seguir, que NO quiero seguir. Según parece los humanos tenemos dos formas de procesamiento de la información que manejamos, venga del exterior o del interior; una forma es automática, rápida, inconsciente, no consume apenas tiempo ni energía, la otra es elaborada, consciente, precisa de tiempo y energía mental. Si la respuesta al procesamiento que hacemos de la información en forma automática nos induce al egoísmo, al aprovechamiento propio, a no pensar en los demás, a no empatizar en absoluto, a perjudicar incluso a otros, parece ser que no nos convierte en malas personas, ya que estas respuestas automáticas son el resultado de siglos y siglos de evolución como especie en la que el objetivo fundamental es la adaptación a un mundo con recursos limitados para conseguir la supervivencia. Ahora bien, si somos tan obtusos y enajenados como para dejarnos llevar por esta primera respuesta instintiva y “animal”, o si, tras concedernos un tiempo para el razonamiento y la comprensión, seguimos optando por la misma, entonces si que somos malos de verdad. Un argumento esgrimido por quienes se dejan llevar por las primeras sensaciones y/o construyen sus razonamientos a partir de las mismas, es que dicen ser más naturales y que son más ellos mismos. Pero, ¿significa esto que quien se guíe por conclusiones fruto de una reflexión serena y analítica es menos natural, o que trata de ser quien no es realmente?.

 Son conocidas las expresiones que vienen a tratar de justificar comportamientos injustificables: “Si no lo hacía yo, otro lo hubiera hecho”, “o te adaptas o te pasan por encima”, “tu hubieras hecho lo mismo en mi lugar”, “la vida es así, es un mundo difícil, eres depredador o te comen”, “hay que ser listo…”, etc., etc.. Los rasgos de la personalidad de la mala gente también son conocidos: Un ego desmesurado (tal vez enorme ante los demás pero por disimular una evidente falta de autoestima y/o complejos ocultos) y sus defectos asociados: egoísmo, egocentrismo, egolatría. Una arrogancia más o menos oculta y que se manifiesta en una auto-imputada autoridad o prestigio. Un despotismo exacerbado en sus acciones. Una prepotencia carente de todo respeto hacia los demás. Una soberbia que aflora cuando se les planta cara o no les salen bien los planes, etc..
 Sus “armas” también son bien conocidas: La sonrisa falsa, tratando de generar confianza y cercanía para que los demás bajen sus defensas. El chisme, el bulo, el rumor, a espaldas de quien se quiere perjudicar o condicionar. La falsedad y la doble moral a la hora de criticar en otros lo mismo que se puede aplicar a ellos. El uso de el halago, el cumplido y la alabanza para ganarse a alguien…aunque luego se le machaque por detrás. Presentar como verdad absoluta su propia opinión. Asumir el papel de autoridad moral y demonizar a todo aquel que ose oponerse a su manipulación, etc., etc...

 Sinceramente, creo que este tipo de personas son totalmente prescindibles, pero ya que están ahí y hay que convivir con ellos, “utilicémoslos” para aprender qué es lo peor que puede ofrecer el ser humano, para aprender que tenemos alternativas, que podemos NO ser cómo ellos, que hemos de tomar la decisión de NO comportarnos como ellos; “usémoslos” para diferenciarnos de ellos y tomarlos cómo modelo de en qué NO queremos convertirnos, quién NO queremos ser. Démonos la oportunidad de disfrutar del silencio, reflexionemos, hagamos un análisis objetivo de nosotros mismos, eliminemos el ruido de nuestra mente y si, después de tal proceso, nos reconocemos como razonablemente buenas personas entonces alegrémonos e iniciemos una lucha firme pero pacífica contra aquellos sujetos que parasitan la vida de otros, individuos que, en el fondo, merecen lástima en vez de rencor. Si a pesar de mostrarles sus errores siguen empecinados en sus posturas y conductas entonces no merecen más que desprecio y que no les dediquemos ni un segundo más de aquello más preciado que tenemos: Tiempo.

lunes, 15 de agosto de 2016

EVOLUCIÓN

  Hace aproximadamente un año se abrió para mí un periodo de reflexión, de revelación, un cambio; en definitiva, un tiempo de evolución. Cambié el chip respecto a algunas cosas. Por ejemplo, me replanteé el tiempo de mi vida que pasaba sentado en el asiento de cualquier tipo de vehículo en viajes de ida y vuelta a carreras de orientación. No me arrepiento de nada en este sentido, pero ahora se me antoja excesivo el tiempo necesario que se invierte en acudir a algunas carreras que no me aportan nada (planos con poco contenido técnico, planos repetidos y que no suponen un reto o desafío real, planos urbanos o pruebas de sprint en las que realmente no disfrutaba practicando la orientación,…).Es tiempo de identificar lo que me gusta y lo cierto es que mi prueba favorita es la clásica, o como mucho la media. Sprints, algunas urbanas, los he corrido, pero no me entusiasman. Por mi trabajo, no puedo ir a muchas carreras a las que me gustaría acudir, pero tampoco es cuestión de ir a otras sólo porque si puedo, cuando no me dicen nada. Mi bagaje de carreras y terrenos visitados es amplio y, aunque creo que es mucho más lo que me falta por conocer, el hacerlo puede implicar largos desplazamientos.

   Otro tema que no veo igual es el tiempo necesario para afrontar un proyecto de cartografía. He disfrutado bastante pasando muchas horas haciendo trabajo de campo y algo menos digitalizando el trabajo delante de la pantalla de un ordenador. Insisto, no me arrepiento del trabajo realizado y el tiempo invertido, pero a día de hoy se me antojan excesivas las horas necesarias para realizar un plano. Lo mismo puedo decir acerca de la organización de carreras; hoy me parece un trabajo cada vez menos estimulante y con el que ya no disfruto como lo hacía hace tiempo. ¿Puede decirse que mi compromiso por el desarrollo y asentamiento de la orientación ha descendido? Puede que sí, o simplemente he decidido que ya he dedicado a esto demasiado tiempo y que es algo que ya no va conmigo. Digamos que la orientación ocupaba un nivel de prioridad alto en mi vida y ahora ese nivel es menor y ha sido sustituido por otras actividades; porque, aunque no lo pareciera, siempre he tenido otras inquietudes y aficiones al margen de la orientación.

   Estos cambios no implican un abandono de la orientación, pienso seguir practicándola, pero con menos frecuencia y ya no dedicar tiempo a actividades paralelas (cartografía, organización de pruebas, etc..). La carrera de orientación me parece un estupendo modo de vivir la naturaleza, pero no es el único ni mucho menos, hay muchas actividades deportivas que también se desarrollan en plena naturaleza (senderismo, bici de montaña, etc..). ¿Existe algún otro factor que haya propiciado este “empujón” evolutivo? Sin duda. Primero, el tener otras actividades y ocupaciones que vienen a rellenar el tiempo que dedicaba a la orientación, y por otro lado, la degradación del entorno humano en el que venía moviéndome y que me ha llevado a sentir un profundo sentimiento de decepción hacia algunas personas que fueron influyentes para mi en otro tiempo. Aun recuerdo gratamente los tiempos en los que formábamos un grupo en cualquier carrera sin importar la edad, la procedencia, el club, el nivel físico o técnico. Sólo éramos gente con una afición en común y ganas de pasarlo bien; todos diferentes, pero todos iguales, nadie representaba el papel de un líder que no se necesitaba, nadie ostentaba una autoridad hacia los demás. Hoy en día, esa situación ha cambiado para peor.


   Es este un tema delicado ya que entramos en el terreno de los puntos de vista particulares y cada uno ve las cosas a su manera, pero cualquiera puede entender que se quiera evitar un entorno en el cual hay un puñado de personas que han llegado a la conclusión de que no soy merecedor de su respeto y de que no les gusta cómo gestiono mi vida. Tal vez por una confianza mal entendida y que no se dan cuenta que han perdido, estas personas me juzgan y critican, se permiten el lujo de meterse en mi vida para analizar malintencionadamente cada pequeño detalle, llegando incluso a contarme los cuartos y a decirme lo que tengo o lo que no tengo que hacer, a decirme en qué o en qué no debo gastarme el dinero. Increíble, pero cierto. Tengo muy claro lo que quiero en mi vida y lo que no estoy dispuesto a soportar y, por supuesto, no voy a tolerar la manipulación, el condicionamiento más o menos explícito ni la coacción directa y verme sometido al juicio y crítica de personas tóxicas que, desde mi punto de vista, son injustas e irrespetuosas. Podría alargarme mucho con este tema pero no creo que merezca la pena dedicar más tiempo a esta cuestión. Sólo puedo decir que a pesar de haber PERDIDO, por ejemplo, un contacto más frecuente con muchas otras personas con quienes tenía una buena relación, sin embargo, en mi interior, la sensación es la de haber GANADO, ganado en tranquilidad, en confianza y en coherencia conmigo mismo. A aquellos con los que me llevé y llevo bien decirles que sigo ahí y que pueden contactar conmigo cuando quieran y a los otros que les vaya bien, pero lejos de mí.

miércoles, 14 de enero de 2015

VENLA & JUKOLA. Curiosidades

   La primera curiosidad acerca de esta entrada es que, a pesar de ser la primera del 2015, trata acerca de una competición que se disputa siempre a mediados de junio. Muchos participantes en carreras de orientación saben que los relevos Venla & Jukola son la prueba de relevos de orientación a pie más conocida y popular en toda Europa y probablemente en todo el mundo. Es la competición “insignia” de la orientación finlandesa. La salida del relevo masculino (Jukola) supone un pico de audiencia en la televisión finlandesa año tras año. Los grandes equipos nórdicos y de otros países vecinos (Rusia, Estonia, Dinamarca, Letonia,…) preparan esta competición a conciencia porque es uno de esos grandes desafíos que merece la pena afrontar con lo mejor que cada uno puede dar de sí. Desde luego las cifras del relevo son impresionantes en cuanto a participantes y en cuanto a todo lo que mueve alrededor. Si para todo orientador acudir al O-Ringen puede ser equivalente a que un musulmán acuda a La Meca, el acudir al Venla & Jukola puede equivaler a que un musulmán se desplace a Medina, la otra ciudad santa de su religión.

   Mientras que el Venla, relevo reservado para las mujeres, discurre a plena luz del día en su totalidad, el Jukola, se disputa cuando la luz del día comienza a perder intensidad, sin embargo, no todas las postas corren en la oscuridad sino que, como en Finlandia las noches de junio son muy cortas, algunas no precisan del uso de lámparas frontales para poder correr y ver bien el plano. Aparte de estas generalidades que muchos pueden conocer, hay otros datos que no son tan relevantes, pero todo tiene un origen y una explicación. ¿Qué significan los términos Venla y Jukola? ¿Por qué los equipos del Jukola son de siete corredores? ¿Qué relación tiene esta competición con la identidad y la idiosincrasia finlandesas?

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   En el año 1870 nace la “literatura” en finlandés con la publicación de una novela titulada “Los sietes hermanos” (Seitsemän valjestä). Su autor fue Alexis Stenvall, si bien firmaba con el pseudónimo Aleksis Kivi. Alexis nació en 1834 en una aldea al Norte de Helsinki. Su padre era sastre y su madre ama de casa. Alexis no destacó como estudiante y, al igual que otros artistas, falleció presa del hambre, la miseria y finalmente, la locura. En 1872, año de su fallecimiento, la lengua finlandesa aún luchaba por emanciparse de la sueca, que seguía siendo la “culta” y “oficial”. El libro, en resumen, cuenta la historia de siete hermanos (por eso los equipos masculinos tienen siete componentes) quienes, sin más familia en el mundo, tratan de hallar su lugar en éste. Heredan de sus padres la granja de Jukola (que da nombre a la competición) y mantienen durante años una lucha interna por llevar una vida o bien más despreocupada relacionada con el bosque, o bien más laboriosa relacionada con el duro trabajo de vivir de la agricultura y la ganadería. En el libro se narran sus reyertas con los jóvenes de las aldeas cercanas, con la obligación de aprender a leer y escribir, con el alcohol, etc. A su vez son muchas las leyendas y cuentos populares finlandeses de se incluyen y que ayudan a que los lectores tomen conciencia de la identidad propia de un pueblo dominado ora por el imperio sueco ora por el ruso.

   En el libro hay un pasaje en el que los hermanos Juhani, Tuomas, Aapo, Simeoni, Timo, Lauri y Eero se ven obligados a correr desde su nuevo hogar en el bosque hasta la granja natal de Jukola. Tal aventura no les sucede a mediados de junio sino la misma noche de Navidad y la prisa no es por un motivo competitivo sino porque son acosados por una manada de lobos hambrientos. Pero esta es sólo una de las muchas aventuras que les ocurren y que invito a conocer con la lectura de un libro que se deja leer muy fácilmente.

   ¡Ah! Que, ¿de dónde viene el nombre de Venla? Venla es una joven vecina de la granja de Jukola, hija de la Vieja del Pinar, y a la que pretenden todos los hermanos, aunque finalmente es el mayor, Juhani, el que contrae matrimonio con ella. En el libro se la describe como: “La muchacha goza fama de ser hermosa: sus cabellos son del color de la herrumbre, sus ojos vivaces y penetrantes y su boca graciosa, aunque quizá un poco alargada. Es pequeña, regordeta, prieta de carnes, y se dice que muy fuerte. Tal es la encantadora palomita de los hermanos, revoloteando en el pinar”.

   Si a alguien le interesa esta historia le recomiendo la lectura del libro “Los siete hermanos” de Aleksis Kivi. Y aquí dejo un par de enlaces curiosos de dos canciones compuestas con ocasión de algunas ediciones de los relevos Venla & Jukola:  

https://www.youtube.com/watch?v=xdNrJoN4_wI

https://www.youtube.com/watch?v=adNaBqydIr8