jueves, 29 de mayo de 2014

Del EGOÍSMO y la ORIENTACIÓN.

   Escribo esta entrada en caliente tras haber participado en la organización de la 7ª Liga Española de Orientación a Pie y Trofeo Ibérico Masculino que se ha disputado en Valonsadero y San Leonardo (Soria). No me suele gustar hacerlo de este modo porque prefiero que las ideas se asienten tras un período de reflexión, pero en esta ocasión tengo las emociones tan recientes que he preferido dejarme llevar a pesar del cansancio. Hay muchas cosas de las que me gustaría hablar tras una prueba así, pero me ha dado por mezclar (no agitar) temáticas que en principio no tienen mucho que ver.

   Esta reflexión la hice el viernes por la tarde de camino a Valonsadero para colocar unos controles junto a otros dos organizadores. Hablando en el coche, y al hilo de la situación actual a nivel social y político, pensaba en un tema que ahora me gustaría recordar y ampliar en argumentos:

   Al estudiar la psicología evolutiva del ser humano pronto topamos con la figura del zoólogo y psicólogo suizo Jean Piaget.  Este señor es el principal exponente de una concepción del desarrollo organicista, cuyo marco conceptual está inspirado en la biología. Al estudiar el desarrollo conceptual y lingüístico, tomando como ejemplos a sus propios hijos, estableció una serie de etapas o períodos cronológicos y comprobó cómo desde el nacimiento hasta los 9 meses la característica fundamental en el comportamiento del bebé frente a su entorno es un marcado egocentrismo. Esta característica, que sin duda es una estrategia evolutiva cuyo objetivo es conseguir la supervivencia del neonato, evoluciona con el individuo.

keep-calm-and-avoid-selfish-people

    Resulta chocante comprobar cómo el tiempo pasa en vano para algunas personas que, lejos de presentar un comportamiento más maduro, se muestran tan egocéntricas y egoístas como un niño pequeño. Es posible que el egoísmo sea un rasgo consustancial a la naturaleza humana y que se presente en diferentes estadios a lo largo de la vida de cualquier individuo. En este sentido yo me aventuro a distinguir dos clases de egoísmo:

     La primera sería el egoísmo a corto plazo, más infantil y primario, propio de aquellos individuos que lo quieren todo y lo quieren ya. No les valen excusas, caprichosos e inmaduros, quieren disponer de recursos según sus necesidades, sean estas reales o ficticias,  y son capaces de pisar cualquier cabeza con tal de conseguir lo que se proponen. No les importa quedar mal y cualquier atisbo de generosidad es para ellos sinónimo de estupidez. Saben que los recursos son limitados, la población mundial crece y, en vez de abogar por un reparto equitativo y generoso, tratan de acumular recursos en una dinámica irracional y ausente de toda empatía hacia sus semejantes. En base a este planteamiento surge el racismo y otras clases de discriminación, aparte de toda clase de argumentos ilógicos. Quiero dejar bien claro que hablo de un modo general y que no me refiero a nadie que conozca en el entorno de la orientación.

    La segunda sería el egoísmo a largo plazo. Esta clase se caracteriza por razonar que la generosidad es la forma de conseguir recursos a largo plazo. La empatía, el desprendimiento y la solidaridad nos llevan a crear una situación en la que todo lo que damos nos es devuelto posteriormente de un modo u otro, aunque lo mejor es que más recibimos cuanto menos esperamos y cuanto más generosos somos. El egoísta a corto plazo no confía en que le sea devuelto aquello que comparte generosamente; como un niño, no puede ver más a allá de sus narices y del futuro más próximo. Parece paradójico pero pudiera darse el caso de que aquellos individuos más “egoístas” acaban por ser los más generosos. Es curioso cómo se acercan y se relacionan los extremos y los contrarios.

el-amor-egoista-te-hace-infeliz

    Alguien se preguntará: Vale, pero, ¿qué puñetas tiene esto que ver con la orientación?. Buena pregunta. Y la respuesta podría ser esta pregunta: ¿Qué puede llevar a una persona a quien le gusta participar en carreras a ayudar a organizar una carrera en la que no puede participar? Bien, la respuesta podría ser que por mero egoísmo. Es decir, el argumento sería: Si yo organizo carreras para otros, esos otros puede que se sientan en deuda conmigo y que, en el futuro, decidan organizar carreras a las que yo podré asistir para participar. Si bien yo me inclino a pensar que colaborar en una organización puede ser enriquecedor, gratificante, e incluso, divertido a pesar del esfuerzo.

    Esta idea del egoísmo y de concederse favores de modo recíproco está bien pero ahora voy a explicar porque yo me he implicado en la organización de la carrera citada al principio: Primero, y ante todo, porque no me parece ético correr en unos planos que yo he realizado total o parcialmente; segundo, porque alguien a quien estimo dentro de nuestro mundillo de la orientación me lo ha pedido; tercero, porque sabía que me iba a integrar en un grupo de trabajo heterogéneo pero motivado y que mi aportación iba a ser agradecida y valorada; cuarto, porque los terrenos en los que se iba a competir me parecen una pasada y quinto, porque ser partícipe de una organización que ofrece la posibilidad de vivir la orientación como una grata experiencia en unos entornos privilegiados no tiene precio. ¿Quién sabe? Tal vez no lo haya hecho de una forma generosa, tal vez sea puro egoísmo.

www.navaleno.orientacion.es

No hay comentarios: