jueves, 29 de octubre de 2009

DISTANCIA MEDIA EN ITAIDA


Falta poco para que la temporada 2009 toque a su fin. Previendo que mis obligaciones laborales me van a impedir participar en las pocas carreras que quedan, cojo mi bolsa, meto lo necesario y me voy a una prueba de Liga Vasco-Navarra que organiza el COA en la sierra de Entzia el sabado 24 de octubre.
Decir Entzia es decir garantia de un terreno acoj…, perdon, muy bueno, aunque tambien tiene partes puñeteras de vegetación espesa. Pero no fue este el caso, ya que la zona elegida daba mucho juego y dejaba correr, si bien la humedad del suelo hacia peligroso el transito por el suelo rocoso.
La carrera se disputo en distancia media y yo sali “tranquilo”, a leer y no fallar. Mi carrera resultaba aseadita (como diria Nico), y aunque no conseguia coger un ritmo comodo de carrera, técnicamente iba muy bien; la escala (1:7.500) ayudaba mucho a leer bien el plano. En la baliza 12 cogi a dos corredores que habian salido antes que yo, y a partir de ahí mi obsesion era hacer mi propia carrera, olvidandome de lo que hicieran los demas. Pero eso es muy difícil, tanto si van por delante como si van por detrás de ti, asi que a partir del punto 15 perdi el contacto visual con uno de ellos, quien espoleado por mi presencia y consciente de la diferencia de tiempo que nos separaba, decidio pegar un tiron e irse por delante para limar el tiempo que le aventajaba. El otro corredor hizo la carrera a la par que yo, aunque no fueramos a los controles por el mismo camino, y casi llegamos a la vez a la meta. Al final mi tiempo fue bastante bueno, aunque mejorable en 4 – 6 minutos, perdidos en pequeños fallos y ralentizacion de la carrera por prudencia. El tramo que hice peor fue el 16-17, en vez de desviarme al Sur para buscar las sendas pegadas al muro/muga me propuse ir lo mas directo posible y ello me supuso perder bastante tiempo. Tras la carrera, cogi la bici de montaña y, siguiendo la pista que se adentra en la vecina Navarra, descubri paisajes desconocidos para mi en la sierra de Urbasa. Una forma agradable de emplear una soleada mañana de otoño rodeado de hayas, depresiones, campas, ovejas latxas y caballos.

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