Si es que cuando me pongo gótico...
El día que ya no viva
mi deseo es de corazón
que a mi cuerpo no den tierra
y lo quemen a pleno sol.
Como a un guerrero celta,
que no quiere alimentar
a un ejercito de bichos
lustrosos de tanto tragar.
Que mis cenizas vuelen libres
donde el aire las quiera llevar
por encima de bosques y prados
de pueblos, montañas y mar.
Y que quien me quiera recordar
no me tenga que buscar
metido en un frío cajón
bajo mármol u hormigón,
mejor que allá dónde mire
me pueda fácil encontrar
volando entre las nubes
por fin en libertad.
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