lunes, 26 de julio de 2010

LA VÍA VERDE DE LA DEMANDA

Una nueva salida con bici de montaña. Esta vez toca la vía verde que sigue el trazado del viejo ferrocarril minero que transportaba el mineral extraido en las sierras burgalesas en dirección Noroeste.
Comenzamos la ruta en Arlanzón y la idea es hacer el camino hasta Huerta de Abajo, donde tenemos concertada la comida en el restaurante La Ferrería, para luego hacer el camino a la inversa.
El día está nublado y amenaza con llover pero aguanta sin descargar todo el día. La temperatura es media, ni frío ni calor. Todos echamos de menos el sol, ya que al discurrir la ruta por entre bosques en su mayor parte, sombra no nos iba a faltar. Yo, que suelo ser prevenido, me arrepiento de no haber traido las mangas de quita y pon; sólo llevé el “maillot” y un chaleco corta-vientos que compré el día anterior en el Decathlon ¡Qué bien me vino!
Iniciamos el camino y en seguida se pone a tirar Juan Carlos, quien, en algunas ocasiones, se detiene para hacer una foto y luego retoma el liderato del grupo. Yo, mientras, me quedo atrás en alguna pendiente de ascenso y echo la culpa al sillín por no haberlo puesto a la altura adecuada.
Así llegamos a Pineda de la Sierra, justo antes de haber pasado junto al embalse de Arlanzón, donde la vía verde se corta y no sabemos muy bien por donde seguir. Al final retomamos el camino correcto antes de llegar al puerto del Manquillo, donde la pendiente nos hace echar pie a tierra. Desde el puerto hasta el final de la ruta el camino tiene una tendencia descendente lo cual nos hace incrementar la velocidad media. En una unión de caminos echamos en falta alguna señal que nos indique por donde continuar. Finalmente nos decidimos a bajar a un pueblo que vemos (Riocabado de la Sierra) para luego tener que subir al informarnos de que nos hemos equivocado.

La verdad es que el trazado de la vía verde se va entrelazando con el de un GR y hay veces en las que no sabes a qué señales hacer caso, ya que la señalización a veces no existe o la han quitado.
Cerca de Barbadillo de Herreros cruzamos con dificultad un oscuro túnel que algunas vacas aprovechan para estar fresquitas. Ya terminando el viaje de ida hay una cuesta abajo que propicia alguna caida. Nada importante.
En la comida me deleito con un arroz con boletus y unas lenguas a la pimienta. De postre una porción de tarta de cuajada y café con leche. Buffff, después de repostar y cargar energías volvemos hacia Arlanzón alcanzando velocidades importantes. Hacemos algunas paradas cortas y una más prolongada en Pineda de la Sierra. Tras esta parada, algunos componentes del grupo se ponen a tirar en cabeza con una velocidad media poco inferior a los 40 por hora,... si es que van como bestias...
El tramo junto al embalse del Arlanzón se nota bastante fresco y se entumecen manos y rodillas; esto causa un bajón en mi rendimiento, como si algo me quitara las energías, pero más tarde vuelvo a rodar con el plato grande y sin limitaciones.
Al llegar a Arlanzón y terminar la ruta, nos cambiamos y recogemos las bicis a la carrera porque sólo queremos meternos en los coches y entrar en calor. Mientras, damos buena cuenta de una caja de pastas que ha traido Pepe, el electrónico.
Viaje de vuelta a Aranda sin novedad y cada mochuelo a su olivo.
Esta ruta merece la pena sin duda. Se suceden en transición varios tipos de bosque (robledal, pinar, hayedo...), así como prados con vacas de piel canela y matas herbáceas cuajadas de flores de vivos colores. Los paisajes son impresionantes y la ruta se hace, con excepción del puerto del Manquillo, bastante cómodamente.

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